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A edades tempranas los niños son propensos a darse golpes o a hacerse heridas de cierta importancia
Si se trata de algo leve lo trataremos en casa hasta que cure del todo, si por el contrario es un golpe más fuerte actuaremos dándole los primeros auxilios y después llevaremos al niño al hospital.
Este tipo de contusiones se deben a golpes simples que pueden causar dolor en la zona y como mucho un enrojecimiento. Normalmente desaparecen solas sin necesidad de hacer ningún tratamiento, pero para aliviar el dolor podemos colocar frío en la zona afectada mediante unas compresas mojadas o con hielo.
Si el golpe es más fuerte pueden haberse roto vasos sanguíneos de más importancia, también en este caso se aplicará frío inmediatamente en la zona sin mover demasiado el cuerpo del niño para fomentar la coagulación en el interior e intentar que no aparezca ninguna inflamación.
Si ya vemos que aparece un bulto es que ya no hay nada que hacer para evitar que salga, en este caso no aplicar frío sino que contrariamente es mejor aplicar algo caliente, así se favorece que los vasos sanguíneos se abran y de esta forma se absorba la sangre más rápidamente.
Heridas leves
Las heridas más simples que pueden sufrir los niños son pequeños rasguños que originan una hemorragia muy leve. Estos tipos de heridas pueden tratarse en casa sin necesidad de consultar al médico. Lo que sí debe hacerse para evitar que a través de esa herida puedan penetrar gérmenes al interior del organismo es limpiar bien esa vía de entrada:
Todas estas recomendaciones son importantes, ya que algunas de las enfermedades que se pueden contraer a través de los gérmenes que entran por una herida sin importancia podrían provocar resultados fatales, como es el caso del tétanos producido por un germen que provoca contracciones musculares hasta tal punto que puede producir la muerte por una parada respiratoria.
Fuente:www.sitioespaña.com