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Danny Boy

01/09/2009 12:20 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Se edita en DVD la ópera prima del director irlandés Neil Jordan

No dejan de ser curiosas las similitudes entre la última película de Neil Jordan y su ópera prima, al menos desde un punto de vista argumental, porque tanto una como otra plantean una historia de venganzas, pasada por cierta licencia poética. No obstante, entre La extraña que hay en ti y Danny Boy existe un abCursivaismo que las diferencia, no sólo en cuanto a las intenciones, si no también en cuanto a lo que una y otra propone al espectador. Un film como Danny Boy se tiende a relacionar con su obra inmediatamente posterior, En compañía de lobos, verdadero punto de referencia en el fantástico de los años 80, y uno de los mejores filmes sobre la licantropía que se han realizado. Esos dos referentes de su filmografía marcan quizás el análisis crítico de Danny Boy, aunque el film tenga la suficiente entidad por sí mismo como para iniciar el corpus de la obra de Jordan, su cosmogonía particular, fundamentada muchas veces en los sueños turbios de sus personajes, y en cierta necesidad de plasmar la relación entre la representación y el espectador, o la línea difusa que existe entre la realidad y lo representado. La primera secuencia no deja lugar a dudas. El personaje protagonista (interpretado por el inefable Stephen Rea) toca su saxo en la furgoneta y se le acerca a escucharle la chica muda que después será salvajemente asesinada. Se establece así la primera relación entre artista y espectador, que tendrá su antítesis cuando Danny sea espectador de la muerte de la chica, produciéndose así un cambio de paradigma, una necesidad imperiosa de actuar sobre la realidad, de decidir sobre los propios actos que supone una maduración personal, y esa maduración tendrá la forma de una venganza.

No obstante, y pese a que La extraña que hay en ti plantea una historia muy parecida, la ópera prima de Jordan consigue ser lo suficientemente ambigua para no caer en ningún discurso moralizante, y eso lo consigue a través de cierta abstracción en los personajes y situaciones, como la relación entre católicos y protestantes (siempre sugerida y nunca mostrada), o las pesquisas de la policía, que sigue sus pasos como un aviso para navegantes, como una metáfora de las consecuencias de los actos del protagonista. La venganza de Danny es una necesidad imperiosa para seguir tocando, para que sus dedos dejen de temblar, para encontrar la paz de espíritu; pero también es una forma de hacerse adulto, de moverse en las contradicciones entre artista y productor, entre representación y espectador, entre amante y amado, más allá de la ingenuidad y ternura con la que Danny trata a la chica muda.

La ópera prima de Jordan consigue ser lo suficientemente ambigua para no caer en ningún discurso moralizante, y eso lo consigue a través de cierta abstracción en los personajes y situaciones

Película hermosa, sin duda, perversión dulce de un relato que podría ser clásico, Danny Boy apunta alto cuando parece retratar un ambiente social propio del primer Stephen Frears y se desmarca de ello mediante una fábula que se acerca ya a trabajos posteriores como Mona Lisa o Juego de lágrimas, sobre todo en su capacidad de retratar el pensamiento oscuro mediante el uso de personajes abstractos que coquetean con el fantástico y que acaban haciendo comprensible (que no justificando) que el protagonista se tome la justicia por su mano. Si en La extraña que hay en ti, la venganza del personaje interpretado por Jodie Foster acaba actuando desde un punto de vista moral, el Danny de Danny Boy lo hace desde la subjetividad de un dolor que le impide seguir tocando. Y esa subjetividad, que apunta a trabajos como The Butcher Boy, busca esa moral en las acciones sin apriorismos, sin discursos vacíos, encontrando el equilibrio entre realismo e imaginación, entre dolor y recuerdo, entre ingenuidad y conspiración, sin saber muy bien por qué el protagonista actúa sin que le tiemble el pulso, aunque intuyendo con ello que tiene una percepción propia de la realidad. Sintomáticas son los diálogos que establece con su madre, una anciana que tira las cartas y cuyas frases recuerdan a las de una pitonisa por su ambigüedad, y sintomática también es la necesidad que tiene Danny de encontrar una respuesta que esté más allá de la razón, porque ésta no explica su comportamiento. De ahí la pregunta al niño con supuestos poderes a quienes los necesitados visitan, en una secuencia que ya apunta trazos de fábula y que emparenta al film con En compañía de lobos (cómo no) y a la secuencia final de The Butcher Boy, cuando la virgen se le aparece al protagonista como un deus ex machina que lo clarifica todo. Danny Boy es el título de la película, pero también el título de la canción más famosa de Irlanda; y si parecía por ello que el film tendería al realismo sucio propio del cine europeo de los 80, lo cierto es que nos equivocamos: Danny Boy es un ensayo sobre la madurez y sobre la transformación de la realidad entre un joven y un hombre, que en realidad son la misma persona.


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