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Unos 400 reos de la prisión Pelican Bay, de por lo menos seis mil 600 presos de las cárceles de California, que hace tres semanas iniciaron una huelga de hambre, entraron hoy en estado de salud crítico, informaron fuentes estatales. La huelga de hambre, en demanda de cambios en las condiciones carcelarias, comenzó con unos 20 presos en Pelican Bay y en cuestión de días se sumaron centenares en esa prisión para después extenderse a 13 instalaciones del sistema penitenciario del estado de California. El vocero del Departamento estatal de Correcciones, Terry Thornton, dijo que las autoridades mantienen personal médico disponible para los manifestantes pero la institución no tiene planes de cambiar sus políticas. Por su parte el coordinador de la “coalición de solidaridad con los presos”, Todd Ashker, quien inició la huelga en Pelican Bay, informó mediante un abogado que los reos están dispuestos a llevar la demanda de diálogo “hasta la muerte”. Según Ashker, la protesta que comenzó en la prisión al norte del estado se extiende ahora a 13 cárceles del sistema penitenciario de California con unos seis mil 600 participantes y tiene réplicas en otros 13 estados del país. Un portavoz del grupo Resistencia Crítica, que apoya a los presos, Isaac Ontiveros, dijo que las principales demandas de los presos en huelga de hambre se refieren a castigos y prejuicios. Los manifestantes exigen que el sistema penitenciario suspenda los castigos grupales, en los que sanciona con la misma severidad a presos que causan problemas como a las víctimas de éstos. También piden que las autoridades dejen de dividir a los presos entre participantes “activos o inactivos” de pandillas. Los considerados miembros de pandillas son sancionados más severamente pero los celadores los clasifican sin evidencias, basta con que un reo diga que alguien pertenece a un grupo pandilleril. Exigen que las prisiones cumplan recomendaciones de una comisión oficial de 2006 que aconseja terminar con el castigo conocido como “solitario”. Los presos también demandan cambios en las condiciones insalubres de las instalaciones de preparación y consumo de alimentos, y protestan por los horarios de descanso. Ontiveros dijo que los presos sólo salen una hora al día de sus celdas a un patio en el que únicamente ven paredes y una parte del cielo.