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Jim Carrey regresa a las pantallas con una comedia familiar que nos muestra las dotes para el género. Con el único apoyo de unos pingüinos. Unos animalitos bastante recurrentes en los últimos años, sobre todo si la película en cuestión está dirigida a un público eminentemente infantil -como es el caso-.
Mr. Popper vive en una tranquila y pequeña ciudad americana llamada Stillwater. Allí nunca pasa nada. Quizá por eso se ha convertido en un soñador y en un especialista en temas del Ártico y de la Antártida, incluso podría decir el nombre de todos sus exploradores y qué fueron a hacer a los polos. Un día conversa, gracias a un programa de radio, con el almirante Drake sobre su expedición a la Antártida, y éste le dice que pronto recibirá una sorpresa? Lo que nadie podía suponer es que el almirante iba a enviar una caja con ¡un pingüino de la mismísima Antártida! La vida de nuestro protagonista cambiará radicalmente, y la aburrida vida en Stillwater se transformará en una fantástica y permanente aventura llena de pingüinos.
Jim Carrey nos presenta una cinta destinada a un público familiar. Previsible y cargada de casi todos los tópicos posibles y que nos vengan a la cabeza cuando pensamos en el tema. No por eso es peor. Amable, con el actor demostrando de lo que aún es capaz y dando un leve giro a sus últimos trabajos. Arriesgado en lo que a la taquilla se refiere, lo que sin duda se merece el beneplácito del gran público.
Antonio G. Armas