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No me creo la crisis NINJA

06/05/2009 16:20 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Espero que este artículo, más que explicarte la crisis NINJA - que ya conoces –, te plantee otras cuestiones bastante más importantes sobre la actual situación económica. A ver si lo consigo.

La trampa de nuestro cerebro

Una de las razones por la que el artículo de Leopoldo ha tenido tan buena aceptación se debe a la facilidad con que se le entiende, una gran virtud, no cabe duda.

Pero no creo que sus argumentos para explicar la crisis sean los más acertados, ni en el fondo ni en la forma. Me explico:

  • En el fondo. Porque creo que la crisis es un síntoma de cambio de ciclo, y no que el cambio de ciclo sea el síntoma de la crisis.
  • En la forma. Porque tampoco creo probable que hayamos llegado a la situación actual mediante una cadena de hechos causales, tal y como da a entender el orden cronológico de su estudio.

El problema de base es que tendemos a sacar conclusiones sobre pequeñas señales que nos parecen confiables. A nuestro cerebro le encanta – de hecho necesita - simplificar las cosas cuando delimita los rasgos más significativos de un problema, lo que en sicología se conoce como reducción de la dimensión.

Así que, con frecuencia, interpretamos causalidad por correlación. Es decir, traducimos bajo una simple relación lineal de causa y efecto un problema en el que no necesariamente los eventos deban ser uno causa del otro, sino simplemente coincidentes. La diferencia es sutil, pero su comprensión resulta FUNDAMENTAL.

Nassim Nicholas Taleb, en su obra “El Cisne Negro”, se refiere a este proceso como falacia narrativa:

Nuestra necesidad de ajustar una historia o un patrón a una serie de hechos conectados o desconectados.

“Llamamos verdad a lo que nos parece verdadero, certeza a lo que tiene aspecto de cierto, y evidencia a lo que se nos antoja evidente”

Ortega y Gasset

Tenemos tendencia natural a hacerlo, puesto que las explicaciones nos ayudan a entender los hechos, a darlos sentido, en definitiva, a comprenderlos y sacar conclusiones al respecto.

PERO eso no hace que estemos en lo cierto. Esa misma condición nos empuja a pensar que el mundo es más simple, menos aleatorio y más ordenado de lo que realmente es.

La exigencia de la certeza es un vicio intelectual. Simplemente, las personas necesitan estar cegadas por el conocimiento

Nassim Nicholas Taleb

 

Lógica vs. Sentido común

Otro mal vicio que tenemos (muy ligado al anterior) es entender lo lógico como cierto. Un defecto es especialmente pernicioso si queremos entender la economía y no llevarnos sorpresas desagradables.

Por ejemplo: Cuanto bajan los tipos, disminuye el coste de la deuda de las empresas, lo que aumenta su beneficio y sus acciones suben. ¿Correcto?

¿Y qué sucede con el petróleo?. Algo similar pero a la inversa, ¿verdad?.

Ergo…espera un momento. Si el petróleo está por los suelos y la bolsa también…¿qué demonios está pasando aquí?.

Como ves, esta lógica tan evidente y fácil de entender falla más que una escopeta de feria cuando se trata de hacer predicciones económicas para nuestras inversiones. ¿Por qué?. Simplemente porque semejante cadena de hechos se producen bajo determinadas condiciones, que no van a repetirse exactamente igual en el futuro, lo que hará que esta fórmula NO SIEMPRE funcione.

Ahora no digas que no te lo avisaron…

También podemos llegar a una conclusión falsa mediante un razonamiento válido y unos argumentos correctos. ¿Cómo?.

Imagina que es muy probable que A cause B y que también es muy probable que B a su vez cause C. (El ejemplo anterior puede valer).

Acabarías concluyendo que es muy probable que A cause C.

Bien, pues ésta no es la conclusión a la que llega la lógica matemática.

Si entendiésemos como “muy probable” una posibilidad del 70 por ciento, entonces ‹‹A causa C›› sólo sería cierto la mitad de las veces, lo cual no nos ayudaría para extraer pronósticos adecuados mucho más que lanzar una moneda al aire.

Ésta es la razón de que una larga cadena de relaciones causales bien razonadas y con un elevado grado de certeza, puedan acabar en una conclusión totalmente equivocada.

Para que te hagas una idea del proceso y del porqué de la futilidad en muchas de nuestras predicciones entiéndelo como golpear unas cuantas bolas de billar puestas en línea recta.

Cualquier desviación en una de ellas puede provocar una reacción que haga que la última tome una dirección totalmente imprevista, y en un ángulo mucho más acentuado que la primera.

La única forma de predecir el futuro es asegurarse de que se mantiene exactamente igual que el presente

Ley de Brand

Paradójicamente, funcionamos al revés: ante mayor cantidad de eslabones causales en la cadena de razonamiento que nos puede presentar cualquier experto en economía, más elaborada y creíble nos parece la deducción final.

Nunca contrataríamos a alguien que empezara una frase diciendo: ‹‹Es lógico que…›› ¡Podríamos arruinarnos!

Luis y Javier Valls Taberner, banqueros españoles

 

Entre la realidad y lo razonable

Una media verdad hace más daño que una mentira. Llegar a pensar que las leyes económicas son tan eficientes y lineales puede llevarnos al error más mayúsculo. MAYÚSCULO porque nuestra creencia de estar en lo cierto se ve golpeada por la cruda realidad, que no resulta tal y como predijimos.

En el punto álgido de la burbuja tecnológica, los gurús sostenían que todo cambiaría debido Internet. Las puntocom eran el futuro y de ahí la ascensión meteórica de sus cotizaciones bursátiles.

La lógica era aplastante, la nueva tecnología de comunicación permitía acceder fácilmente a nuevos mercados, con inversiones reducidas y mínimos costes de transacción. Todo beneficios.

Todo beneficios NO. Todo PREVISIONES de beneficios.

Las premisas eran correctas y, en efecto, Internet se ha convertido en una tecnología transformadora.

Desafortunadamente, ésta no era la cuestión más importante para justificar las ganancias futuras de la empresas puntocom.

La cuestión era que si es fácil acceder a un mercado global y vender a bajo coste, TAMBIÉN LO ES PARA LA COMPETENCIA, factor esencial que afecta al sistema de precios dentro de un mercado libre. Éstos son el verdadero reflejo del beneficio posterior de las empresas y de ahí que en Internet los márgenes sean tan estrechos. Resultó no ser oro todo lo que relucía. El resto de la historia ya la conoces.

Una larga cadena de relaciones causales con elevado grado de certeza puede acabar en una conclusión totalmente equivocada

 

¿Crisis o Ciclos económicos?

Ya hemos visto como la lógica es la facultad de razonar correctamente, pero que sólo el sentido común nos permite obtener conclusiones correctas y ajustadas a la realidad.

Al principio del artículo te comentaba que no estaba de acuerdo en la “justificación” que Leopoldo hacía de la crisis. Ahora te digo que, independientemente de que uno u otro estemos en lo cierto, carece de demasiada importancia.

Tildar la actual situación económica de “crisis” nos hace mirar hacia el lado equivocado.

Parece que nuestro centro de atención debe de estar en la gota que colma, (los últimos y sorprendentes sucesos “detonantes” de la situación) , y no en otra realidad algo más sutil.

Quizá debamos cambiar las preguntas. Quizá debamos cambiar nuestro foco de atención sustituyendo “¿por qué demonios ha sucedido esto?” por “¿acaso era sostenible este ritmo de crecimiento?”

¿Resulta entonces tan importante comprender cual fue el detonante que aguó la fiesta?

Una recesión vendría a ser como la indigestión que sigue a ese apetito descontrolado que se da en épocas de gran optimismo económico. No es de extrañar, por tanto, que sean tan sorprendentes e inesperadas. El optimismo provocado por una buena situación económica hace perder la noción del riesgo, lo que anima a correr más riesgos tanto a particulares (léase hipotecas) como a empresas (léase inversiones). De ahí que surjan las burbujas económicas. Es el mismo crecimiento económico el que genera deuda, sobreproducción, acumulación de existencias y exceso de personal que, tarde o temprano, llevan a una recesión. Al final el cántaro se rompe.

El problema de la realidad económica es que la vivimos tan día a día que perdemos perspectiva o conciencia de la misma. Cambios tan lentos y progresivos como los económicos – especialmente en su etapa más larga, la de madurez - pasan inadvertidos porque carecemos de referencias que nos permitan apreciarlos. Es como vernos envejecer mirándonos todos los días en el espejo.

Si arrojamos una rana a un recipiente con agua hirviendo saltará rápidamente. Si calentamos poco a poco el caldero podremos llegar a cocerla sin que se produzca ninguna reacción.

Ahora ya sabes que la rana somos nosotros.

Nos falta conciencia de la situación económica hasta que se produce el giro inesperado que nos hace preguntarnos tantas cosas. Si ves la gráfica del IBEX durante los 5 últimos años antes de la caía a primeros del 2008 observarás la potente erección que llevaba manteniendo la economía española nada más comenzado el 2003.

Una investigación llevada a cabo por Carol Loomis para la revista Fortune estudió la evolución de ciento cincuenta grandes compañías durante los últimos cuarenta años. Sus beneficios después de impuestos en todo ese tiempo crecieron una MEDIA anual del ocho por ciento, la mitad del objetivo deseado para ser una gran empresa cotizada en bolsa. No es de extrañar, por tanto, que ritmos tan vertiginosos y continuados acaben pasando factura tarde o temprano.

Lo atractivo de la economía es que los réditos pueden recogerlos unos y pagarlos otros, pero eso es ya otra historia.

“¿Cómo van a poder crecer todas las empresas a un ritmo del 15% al 20% anual si la tasa de crecimiento del conjunto de la economía es del 2% al 3%?

Si GE hubiese continuado creciendo al ritmo anual del 18% tal como prometió, se habría adueñado del mundo entero en un centenar de años”

Wally Olins

Resulta interesante la observación que hacen Al Ries y Jack Trout al respecto del esfuerzo antinatural que hacen algunas empresas con tal de mantener semejante tasa de crecimiento:

Pero si los consultores y los comités son de poca ayuda, al final ellos no hacen mucho daño. Para nosotros, el gran delincuente es Wall Street. De cierta manera, crea un invernadero para los problemas y, como un invernadero, de lo que se trata es de que las cosas ‹‹crezcan››

 

Conclusión

El mundo es mucho, MUCHO más complicado de lo que pensamos, lo cual no debería significar ningún problema siempre y cuando tuviésemos plena conciencia de la situación y de nuestras limitaciones.

Desgraciadamente no es así, porque las crisis o los ciclos se repiten con una pasmosa regularidad, pillándonos casi siempre fuera de juego.

Dice Hobbes que “de los mismos antecedentes se siguen las mismas consecuencias”.

Pues bien, los “antecedentes” somos nosotros.

Cuando los economistas se equivocan en sus estimaciones siempre argumentan los sucesos extraños o imprevistos que echaron por tierra su exquisito trabajo de análisis. Quizá sería suficiente con reconocer que la economía se ve afectada por múltiples factores ajenos a su disciplina, (con un grado de complejidad y azarosidad enorme), y así entenderíamos todos por qué no suelen acertar.

Pensar en lo que va a ser o va a ocurrir de aquí a unos pocos años, en el mundo de los negocios se llama estrategia, en la literatura, ficción y en la vida real, futurología

Eduardo Vizcaíno de Sas

Y los medios de comunicación que digan lo que quieran, no en vano su objetivo no es que entendamos mejor las cosas, sino que veamos la publicidad que tienen para vendernos.

Crisis han habido y habrá siempre. Van con la esencia misma del ser humano, con su afán de maximizar, de correr más que los demás y de su avaricia capitalista. Nos guste o no, asumamos que esto es así y no va a cambiar.

La metáfora del huevo reviste un carácter cíclico –huevo, pollo, huevo, pollo, huevo, pollo, etc.-, lo cual nos recuerda que la vida funciona por ciclos en todos los niveles, y no de la manera lineal con que nosotros vemos las cosas por influencia de la mentalidad racionalista.

Tampoco la Historia es como una recta ascendente dibujada entre la abscisa y la ordenada, que partiese de la prehistoria para llevarnos a un porvenir radiante. Es una espiral en la que alternan sin cesar el día y la noche, veranos e inviernos, construcción y destrucción, auge y decadencia, conflictos y paz, inspirar y expirar

La falacia narrativa nos conduce a INTERPRETAR mucho más de lo que realmente ES

Olivier Clerc


Sobre esta noticia

Autor:
José Manuel Martínez (1 noticias)
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Tipo:
Opinión
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