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En el campo de la evolución de las especies y, más concretamente en la hominización, todo el evidente progreso y perfeccionamiento se debería al azar
La ciencia (del latín scientia 'conocimiento') es el conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales.
La ciencia trata de dar respuesta a los “por qué” y establecer lazos razonables entre las causas y los efectos. En el área de las ciencias físicas, la ciencia ha obtenido muchas respuestas válidas, objetivas, contrastadas. A nadie se le ocurre decir, por ejemplo, que la aceleración de la gravedad en la superficie de la tierra es de 9, 80665 m/s2 por casualidad. Sin embargo, según los adalides de la verdad científica oficial, en el campo de la evolución de las especies y, más concretamente en la hominización, todo el evidente progreso y perfeccionamiento se debe al azar, lo cual no es sino una creencia, una suposición, cuando no una postura interesada que esconde oscuros intereses.
Que el planeta Tierra fuera impactado por otro planeta en el momento oportuno, con el ángulo y la velocidad exactos como para que se formara la Luna, satélite sin el cual la vida en Tierra sería horrible, cuando no imposible, fue por casualidad. Lo mismo cabe decir de la evolución inteligente del universo, el proceso de diversificación del caldo original (1), donde todo estaba disuelto, en todos los elementos y después en el salto de la materia inorgánica a orgánica, todo pura casualidad. Esta es la verdad oficial atea sostenida por grupos de poder con intereses muy concretos. Si alguien disiente de ellos y pretende defender que detrás de toda esta evolución maravillosa de la materia hay una Mente Maravillosa, se le echan encima tildándolo de dogmático, visionario, imbécil. Nosotros hemos de respetar sus creencias, pero ellos no respetan las nuestras.
Por otra parte, existen hechos extraordinarios a los que ese tipo de “científicos” no presta ninguna atención e incluso desprecian impidiendo que su mensaje llegue a muchos. Hechos que son una mano tendida a la Humanidad y a cada persona para ayudarnos a entender el mundo en el que vivimos con miras más amplias que lo que actualmente somos capaces de conocer por el estado actual de nuestra ciencia. Y aquí conviene aclarar varias cosas:
1. Que los orígenes de la ciencia, como opuesta a los mitos y creencias populares, han conducido a abstenerse de todas aquellas cosas en que no se puede imaginar un lazo racional entre las acciones, sin embargo hoy está demostrado que en algunas de estas creencias subyacía una base racional. Por ejemplo, el hábito chino de practicar la acupuntura parece una tontería y, sin embargo, desempeña funciones similares a la naloxona química, que obstaculiza la producción de endorfinas. El hecho de que muchas de las creencias populares sean tonterías, no demuestra que lo sean todas.
2. Que la fórmula básica de causa y efecto, seguida del aislamiento e identificación de la causa, no funciona tan bien en los sistemas interactivos complejos en los que interviene toda una red de innumerables factores (léase las ciencias humanas).
3. Que la noción de la única hipótesis más razonable que después tratamos de refutar, es defectuosa en el campo de la percepción, porque en cuanto tenemos la hipótesis más razonable, sólo podemos ver los datos a través de ella (ver marcos de referencia perceptual), al menos necesitamos otra hipótesis, por insensata e injustificable que parezca, para ver los datos desde un ángulo distinto. La tradición de la hipótesis única ha hecho que a veces miremos atrás, a los antiguos datos, y veamos que un nuevo descubrimiento podría haberse hecho hace mucho tiempo de no haber sido porque la visión estaba bloqueada por la antigua hipótesis.
Conscientes, pues, de que con frecuencia, algunas verdades oficiales propagadas en nombre de la ciencia suponen un obstáculo, una barrera para que muchos acepten la fe, algunos científicos, como el doctor Ricardo Castañón Gómez(2), están investigando estos hechos extraordinarios y probando científicamente que no son simples creencias populares, sino señales importantes para la humanidad.
(1) Los tres primeros minutos del universo, Steven Weinberg
(2) ver vídeos en You tube:
http://www.youtube.com/watch?v=K_vyxkF0PDs& feature=relatedhttp://www.youtube.com/watch?v=VI4puSXYdZo& feature=relatedhttp://www.youtube.com/watch?v=1WTpPIqTRtw& feature=relatedhttp://www.youtube.com/watch?v=p2_bZ7HdGek& feature=related