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1.- Siempre tuve muy buen olfato, quizás debería de haber sido policía, mejor dicho, perro policía , ya que soy un chucho, como ustedes podrán comprobar.
2.- Aunque alguno no se lo crea, fui actor de cine, pero a fuerza de ser sincero, la verdad que tan solo participé en el rodaje de una película. Sin embargo, tuve la mala suerte, de que la única escena en la que yo salía, fue cortada en el montaje. Y lo peor de todo es que siempre me quedará la duda, si algún día habría podido llegar a ganar un Oscar . Me gustaría saber quién fue el maldito montador de la película.
3.- En mi larga carrera como detective privado, investigué muchos casos, pero sin duda alguna, el más curioso de ellos, fue aquel en el que una señora me encargó la misión de vigilar a su marido, ya que sospechaba que le era infiel. La señora, era mi mujer.
4.- Todos los días procuro salir a correr una hora como mínimo y muy fastidiado tengo que estar para que no sea así. He de reconocer, que me he convertido en una auténtica máquina de devorar kilómetros, pero prefiero hacer eso, y evitar que sea la vida, la que me devore a mí. Aunque soy consciente, de que temprano o tarde, y espero que sea esto último, lo acabará consiguiendo, aunque solo sea por el desgaste de tanto rozamiento contra el asfalto.
5.- El motín a bordo del barco en el que navegaba, fue un éxito. Y he de reconocer, que uno de los cabecillas de la rebelión fue un servidor. Sin embargo cuando recobré la razón, perdida por el exceso de ron, me tuve que lanzar al agua y nadar rápido hasta la isla más próxima, para poder salvar mi vida. La tripulación quería colgarme del palo mayor, ya que yo era el capitán.
6.- Me dijeron que aquella inversión era segura, y que todo el capital invertido se iba a multiplicar por diez, pero me engañaron, y me he quedado sin nada. Me llamo Cero, y aunque tengo nombre de número, soy un ser humano.
7.- La policía me buscaba por toda la ciudad, y a pesar, del enorme dispositivo humano y de medios desplegados para capturarme, les fue imposible conseguirlo, y no por mi habilidad para escabullirme, simplemente, porque nunca estuve allí.