Tenemos mucha suerte de tener arte. Una palabra corta que viene directamente del latín. Es una palabra "que resume una calidad de comunicación" según el filósofo L. Ronald Hubbard. Es así como nosotros, como personas, nos acercamos a la estética, al estudio de la belleza. Ordenamos que nuestro entorno sea agradable para nosotros. Es intencional. Diseñamos nuestro entorno para brindarnos placer.

Las habilidades del oficio que elevan las bellas artes a un nivel diferente de comunicación, a esa cualidad particular del arte, requieren estudio y práctica en su aplicación. Si eres bailarín, por ejemplo, pasas años convirtiendo tu cuerpo en un instrumento. Esto se hace mientras se aprenden las partes menos concretas de la forma de arte que luego conducen a la expresión y el desempeño que conmoverán a la audiencia. La mayoría de la danza todavía tiene el aspecto de suceder en momentos consecutivos y luego solo existe como la experiencia compartida.

Todos los esfuerzos en la vida requieren cierto grado de competencia. Incluso, o tal vez especialmente, lavar los platos (o eso me pareció a las cuatro mientras aprendía a lavar la antigua porcelana francesa de mi abuela). Y cuando alguien está pintando mi casa, quiero un nivel más alto de competencia que simplemente derramar pintura en las paredes. Junto con una aplicación uniforme y sin rayas, es necesario comprender el color y cómo se ve afectado por la luz, junto con todos los diferentes colores "neutros" y cómo se interrelacionan, qué traerá más luz, qué hacer que un espacio parezca más grande o más acogedor.

Casi todas las personas que conozco han tenido un momento de entrar en una habitación y sentirse mejor sin otra razón que la competencia de un nivel básico de estética aplicada. Según L. Ronald Hubbard en El Camino a la Felicidad: "Quizás el verdadero 'regalo del cielo' ha sido el potencial de ser competente". Www.elcaminoalafelicidad.org  @waytohappinesstampa