Cuando hemos finalizado ya la quinta semana de confinamiento, todos los que nos encontramos recluidos en casa desde el pasado 12 de marzo hemos tenido tiempo más que suficiente para encontrar nuevas aficiones con las que pasar las largas horas sin poder salir a la calle. Muchas de ellas se han convertido en una auténtica revolución y las redes sociales se han llenado de personas que han vuelto a la lectura, a la pintura o se han atrevido incluso con la cocina.

Los supermercados, lejos de los desabastecimientos parciales de los primeros días de confinamiento, han vuelto prácticamente a la normalidad. Y digo prácticamente porque el papel higiénico, la lejía y otros productos de desinfección han dejado de ser los más buscados para dar paso a harinas, levaduras y otros ingredientes para preparar comida, postres y tartas caseras para degustar en familia y con los más pequeños.

Los dulces y el pan los alimentos más preparados en casa. Los platos caseros le siguen de cerca

Dentro de esta nueva vorágine de aficionados y aficionadas a la cocina, hay una gran cantidad de personas que han decidido hacer su propio pan en casa. El no poder acudir a comprarlo a diario dejaba dos opciones al consumo: comprarlo en grandes cantidades y congelar/descongelar según las necesidades o lanzarse a convertirse en propio panadero. La gran cantidad de posibilidades que el pan ofrece cuando tenemos la opción de hacerlo para consumo propio ha decantado la balanza hacia ese lado y las levaduras y harinas se han convertido en objeto de deseo de muchos visitante del supermercado.

Al mismo nivel se sitúan los postres y tartas caseras. Las grandes posibilidades que estos productos ofrecen para hacer en casa se ha combinado en que son alimentos muy divertidos de preparar y que a los niños encantan para convertirse en otro de los top de la cocina durante el confinamiento. Gracias a internet, cualquiera hoy en día tiene acceso a miles de recetas de tartas caseras distintas. Hay recetas para todos los gustos y necesidades, inclusos para los que tienen intolerancia a algunos alimentos, o hacen una dieta especial, como pueden ser veganos, celiacos o diabéticos, por ejemplo.

Por otro lado, la vuelta de la comida tradicional, la que preparaba la abuela también se ha hecho fuerte durante estos días. Este se ha convertido en el momento ideal para desempolvar las viejas recetas de cocina y ponerse a cocinar como se hacía hace años, dejando a un lado la comida rápida o los platos precocinados. La cocina saludable ha cogido tanto peso como los propios comensales, que en general y de media, se estima que han subido entre 2 y 3 kg. de peso ante el aumento del consumo de alimentos y la reducción del ejercicio físico durante el último mes y medio.