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El pasado miércoles el diario El Mundo daba una noticia sobre las dos hermanas empresarias procesadas por pagar a ETA 6000 euros como adelanto de una rebaja que habían solicitado a la banda terrorista de los 120.000 euros que les pedían.
Lo cierto es que la noticia por sí sola no aporta nada nuevo en el horizonte, empresarios que claudican cobardemente ante la banda para protegerse y poner en peligro la vida de otros. Pero lo que llama poderosamente la atención, son dos aspectos que revelan la podredumbre de la sociedad española que está acostumbrada a justificar lo injustificable, y el cinismo de las procesadas que se declaran "víctimas de la extorsión y de la justicia".
Las empresarias María Isabel Bruño y Blanca Rosa Bruño, acusadas de pagar voluntariamente 6.000 euros a ETA en concepto de 'impuesto revolucionario', han negado la evidencia del pago, ya que una misiva fue localizada en el registro practicado en Burdeos de la vivienda que ocupaba Francisco Javier López Peña, alias 'Thierry'. En la carta, ETA les agradece la aportación realizada "por la libertad de Euskal Herria" y les anima, apelando a su "patriotismo", a que "en el futuro sigan realizando aportaciones económicas al proceso de liberación, con el convencimiento de que tienen la vía para ponerse en contacto con la organización".
Cabe además destacar que los agentes han revelado que la misiva enviada en 2008 a las hermanas Bruño se diferenciaba de otras remitidas a empresarios extorsionados porque se despedía con un "cálido abrazo", incluía un mensaje "ideológico-político" y les emplazaba a seguir contribuyendo con su "ayuda". "Lo que empezó siendo un proceso de extorsión, ha acabado convirtiéndose en una especie de aportación voluntaria", han mantenido.
Pero si todo esto le parece poco a alguien, hay que sumarle que las dos hermanas estuvieron vinculadas a las listas de la mal llamada izquierda abertzale, que en realidad es una parte de ETA tal y como sentencio el Supremo.
Sinceramente el cinismo de estas dos individuas no tiene límite, algo que no me sorprende de personajes que se mueven con los terroristas y que donan dinero para que con el maten a otras personas, pero lo que es verdaderamente sorprendente y es lo que me ha llevado a escribir este post, es leer la mayoría de los comentarios en este artículo de El Mundo, que justifican a estas individuas con frases como que "el miedo es libre", o arremetiendo contra el Gobierno y la Justicia por procesarlas.
La argumentación en muchos casos es que el Gobierno debía ser procesado por pagar rescates a los piratas, hecho que es cierto. Pero estos analfabetos funcionales no se dan cuenta que este hecho no anula la responsabilidad de estas individuas que deben ser juzgadas y condenadas, y sobre las que deben recaer penas ejemplares.
Por supuesto que el Gobierno debe ser procesado por ese delito y otros muchos que presuntamente han cometido, pero justificar que alguien pague para que maten a otros, sobre todo teniendo en cuenta que quienes pagan forman parte de la organización terrorista, es una prueba irrefutable de que este país apesta.
Estas dos individuas son la presidenta y vicepresidenta de la empresa familiar Andrés Bruño e Hijos, empresa que se dedica al comercio de marisco en San Sebastián, dato que aporto para que la gente lo tenga en cuenta a la hora de comprar en dicha empresa, ya que el dinero ya saben a dónde va a parar.