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La gran mayoría de los alumnos y sus padres toman la escuela como un club donde pasar el rato
Desde hace mucho tiempo, al menos en Argentina, las escuelas se han convertido en el vertedero de jóvenes sin ningún interés por adquirir los conocimientos necesarios para desempeñarse con eficacia en el ambiente universitario y/o laboral.
Los padres dejan en la escuela a los hijos, como si de guarderías infantiles o de clubes sociales se tratara. Estos mismos padres no quieren oir las quejas de los docentes comprometidos realmente con su tarea y hasta intentan deshacerse de los que reiteran sus reclamos de una mínima disciplina escolar.
Las normas de convivencia no ayudan mucho, porque los jóvenes, amparados por mayores que no tienen en claro cual es la función de la verdadera escuela, hacen lo que quieren, estorbando el normal desarrollo de una clase. En este pandemonium se ven envueltos los docentes con ganas de trabajar y los alumnos con ganas de estudiar y progresar a través del conocimiento.
Alumnos repetitentes que creen que es una gran alegría perder el tiempo y hacer perder el tiempo. Docentes con miedo a actuar o hasta cómplices de esas situaciones. Padres a los que no les importa la calidad educativa, sino el tener un lugar donde dejar a sus molestos hijos, a fin de poder o trabajar o hacer sus cosas particulares.
La minoría es la que realmente gusta de la escuela, incluyendo en esta minoría a algunos padres, docentes y alumnos; lamentablemente son los que padecen las situaciones de injusticia que diariamente se vive en el sistema educativo argentino.
Son pocos lo que hacen algo para mejorar la situación
Gente que se escandaliza por palabras como "mierda, pelotudos, boludos, idiotas" y no hacen nada a la hora de lograrr el mantenimiento de una calidad de educación que realmente prepare ciudadanos coherentes y críticos.
Los estados pareciera ser que están más interesados en los números que en la calidad. Tener a 1.500.000 escolarizados y que no sirva de nada, por la baja calidad, es más importante que sólo tener 150.000 y en las mejores condiciones posibles.
Los que no quieren estar en las escuelas no deben estar, no deben estorbar, que se dediquen a otra cosa, y los padres que se hagan cargo de los hijos que han traído al mundo, y que los docentes dejemos de ser tan boludos y creer que podremos cambiar todo solos. La escuela no es un club social y deportivo, y los primeros que debemos dar el ejemplo de eso somos los docentes, si nos comportamos peor que los pibes, entonces como podremos quejarnos de las pendejadas?
¿Hacer paros por salarios? Pero colegas, hay gente que muere de hambre, al menos tenemos para comer y comprar una PC y pagar internet. HAGAMOS PARO PARA QUE LOS CHICOS VENGAN A ESTUDIAR Y QUE LOS PADRES ESTEN UNA VEZ AL MES EN UNA REUNIÓN CON NOSOTROS PARA QUE PODAMOS TRABAJAR JUNTOS POR EL FUTURO.
El mundo está al revés, pero de ¿quién es la culpa, de chancho o del que le da de comer?
Sin más que decir me despido por ahora.