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Cómo debe ser nuestra dieta habitual:
La dieta corriente debe tener en cuenta dos cosas: las necesidades alimentarias y las posibilidades económicas. Así que el verdadero problema reside actualmente en encontrar la forma más barata de alimentarse manteniendo, además, un perfecto estado de salud. Para ello se tendrá en cuenta, al escoger un alimento, que sea el de mayor valor energético y biológico y que simultáneamente sea el más económico; estas condiciones las reúnen perfectamente: la leche, el pan, las patatas, los arenques y las sardinas frescas.
La alimentación debe estar constituida por arroz u otros cereales, trigo, centeno o maíz, en otras por patatas o legumbres, siendo muy buenos los garbanzos, las judías y los guisantes; el complemento de origen animal nos lo proporcionará la leche, los huevos, el pescado y la carne.
Todas las personas deben tomar diariamente algo de leche, bebida, mezclada con café, o con cualquier otra forma de preparación culinaria. Los niños la tomarán en mayor cantidad, sobre todo en periodo de crecimiento y las mujeres durante el embarazo y la lactancia. Las patatas aparecerán una vez al día en la mesa en la forma que sea, lo mismo diremos de la carne, aunque en menor cantidad. Las verduras, dado su contenido en vitaminas y minerales, se comerán todos los días permitiendo, junto con las legumbres y pescados, dar variedad a las comidas y aumentar su digestibilidad; del mismo modo no omitiremos la ingestión de alguna fruta fresca por su gran riqueza en vitaminas. La dieta perfecta debe contener la suficiente cantidad de calcio, de vitaminas A y C, pues generalmente faltan en la alimentación corriente y en ciertas circunstancias solamente, cuando predomina de manera excesiva el régimen de harina, de azúcar o de grasa, habrá que suministrar suplementos alimenticios en vitamina B1, hierro y proteínas.