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Convertido estos últimos días en todo un personaje, portada y cabecera de los medios de comunicación. Silvio Berlusconi ha dado el salto, de primer ministro a figura mundial
Silvio Berlusconi… basta pronunciar su nombre y la mente se nos llena de estereotipos: el pícaro, el mafioso, el bufón, el megalómano o el casanova pueden ser algunos. Tras unos segundos recordamos que es primer ministro de Italia, dueño y cacique, que administra la península itálica como si se tratara de un cortijo privado. Pensar en il Cavaliere nos lleva a muchos sustantivos, pero estadista no está entre ellos. Logra mantener el apoyo de la mayoría de los italianos, pero no es su gran saber y experiencia en los asuntos del Estado lo que le mantiene en el poder. Es la habilidad del pícaro, la maquinaria de todo un Estado y un imperio mediático sobre lo que descansa el cargo del actual primer ministro italiano.
En los últimos días, tras el escándalo de sus fiestas en Villa Certosa, han comenzado a escucharse voces que proclaman la caída de il Cavaliere. No es probable. La ausencia de presión dentro y fuera de Italia deja libre a Berlusconi para tergiversar y disfrazar la realidad de su cortijo. Lo que creo más probable que se avecine es una etapa de negar la mayor, denunciar “contubernios judeo-masónico-comunistas” y tapar a golpe de decretazo cualquier atisbo de verdad que resulte de las investigaciones abiertas.
Una de las medidas más probables y peligrosas que con seguridad tomará Berlusconi, para protegerse de la mirada de las autoridades italianas y preservar la inocencia de sus votantes, es aprobar la ley que restringe las escuchas judiciales. Voces como la de Giovanni Sartori ya avisan de la gravedad de esta medida: “daña la actividad policial contra la mafia”.
Es la habilidad del pícaro, la maquinaria de todo un Estado y un imperio mediático sobre lo que descansa el cargo del actual primer ministro italiano
Para las miradas internacionales hay otras vendas. Italia, históricamente hábil en ser amigo del vencedor, tiene en Berlusconi un diestro paladín. Con el envío de más soldados a Afganistán y la acogida de tres presos de Guantánamo compra el silencio y la abstención de la Administración Obama. Y desde este lado del Atlántico es seguro que tampoco habrá presión internacional. Aquí es uno de los nuestros, miembro del G8 y del G20. Se toleran sus desmanes como se trata al nuevo rico que no sabe comportarse en un club de caballeros: sonrisa a la cara y mirada de superioridad a la espalda.
En definitiva, il Cavaliere es un sonrojante ejemplo de impunidad y descontrol con el que la Europa del s.XXI tiene que convivir como con el típico vecino de piso molesto aunque gracioso. Pero algo sí agradezco personalmente al señor Silvio Berlusconi. Gracias a él muchos españoles pensamos... "Bueno, podríamos estar peor".