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Cartagena de Indias, esa hermosa ciudad amurallada que ha contado su historia a lo largo del tiempo, se ha convertido en un lugar lleno de romanticismo, donde se construyen los mas bellos sueños e historias de amor
Cartagena de Indias, esa hermosa ciudad amurallada que ha contado su historia a lo largo del tiempo, entrelazando conquistadores, piratas, esclavos y patricios, santos y tesoros fabulosos. Pero a su vez, esta ciudad colombiana, al día de hoy, es también un espacio para el romanticismo y para disfrutar la vida de otra manera: a ritmo de cumbia, entre los ecos de la historia y los lujos modernos.
“La Heroica” ha sido por décadas una ciudad llena de romanticismo, de ensueño, de noches ideales rodeadas del mar Caribe, de playas paradisiacas y lugares cargados de historia que cautivan el interés de muchos a nivel ya no solo local sino también mundial. Hasta hace poco casarse en Cartagena era un cuento de hadas, que escribía en sus páginas las historias más lindas contadas para príncipes y clases privilegiadas y en las que solo se atrevían a soñar unos pocos. En un principio, las agencias y casas de banquetes organizaban paquetes turísticos y bodas de cuento solamente a razón de dos eventos pequeños a la semana y uno de gran magnitud cada dos meses. Hoy el promedio son cuatro pequeños por semana y uno suntuoso al mes. "Las peticiones para matrimonios están desbordadas porque todos quieren casarse cobijados por el embrujo de esta ciudad -dice Leticia Castellón, coordinadora de eventos, especializada en turismo receptivo-. Es tanto el auge de las peticiones, que hay que reservar las iglesias casi con un año de anticipación. No exagera. Para casarse en la iglesia de San Pedro, el convento de Santo Domingo, en Santo Toribio o en la misma Catedral, todos ubicados en el Centro Histórico, hay que hacer reserva con un año de anticipación. "Tenemos lleno hasta Agosto de 2010", asegura Carlos Lozano, sacerdote de Santo Toribio. Cada ceremonia en cualquiera de estos templos cuesta entre 200.000 y 1’000.000 pesos.
Los expertos en bodas sostienen que la arquitectura y la historia de la ciudad, con edificaciones de carácter civil, militar y religioso que datan del siglo XVI y que han permitido que Cartagena sea declarada Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad, han hecho que los futuros esposos quieran cumplir allá su sueño. "Aunque Cartagena tiene sol y playa, eso no marca diferencias, pues muchas ciudades en el Caribe también los ofrecen, explica Juan Fernández, asesor turístico que promueve a Cartagena en el exterior. “Las parejas realmente llegan aquí porque la ciudad tiene un compendio de atractivos que van desde el mar hasta la arquitectura".
Ahora bien, la fiebre de casarse en esta ciudad caribeña no es solo para los colombianos, también es sede de muchos matrimonios de extranjeros que la eligen por su belleza y por su seguridad, Los datos de las agencias organizadoras de bodas señalan que de 10 matrimonios de turistas que se realizan en Cartagena, siete son de extranjeros con colombianos, dos entre colombianos y uno entre extranjeros.
Además de ofrecer una ceremonia de cuento de hadas, cuenta con la ventaja de que permite empatar la boda con la luna de miel, por la variedad de hoteles cinco estrellas, restaurantes, paisajes, paseos para todos los gustos y presupuestos. Las agencias se han dado cuenta del potencial que existe en el tema y se han dedicado a aprovecharlo al máximo.Caminar por el casco histórico es la razón primordial de una visita a Cartagena, una experiencia sin par en el Nuevo Mundo. Del mismo modo, antes o después de completar su recorrido, el paseo por el exterior de la muralla es prácticamente obligado. Nada de coches; las verdaderas maravillas se aprecian mejor al ritmo de nuestros pasos. Si acaso, coger un taxi que nos deje en la puerta del Reloj, antiguamente llamada boca del Puente, única entrada a la ciudad durante sus tiempos bélicos. La sucesión de muros y baluartes sobre los verdes terraplenes, con el mar a nuestra izquierda, nos va procurando la emoción íntima del descubrimiento de sus espacios, junto a alguna que otra sorpresa. Por ejemplo: la belleza de sus formas y volúmenes, pese a la ausencia de intenciones estéticas por parte de sus constructores, dado que su misión era hacer inexpugnable la ciudad. Al cerrar el círculo retornando a la puerta del Reloj, si el calor aprieta, puede ser una saludable idea penetrar por ella hasta los soportales de la plaza de los Coches y refrescarse con alguno de esos originales jugos caribeños: papaya, melón, mango, guanábana, lulo, guayaba o corozo.
Alguien dijo una vez que casarse allí, era contagiar a todo un pueblo con el amor, que no siempre es algo intangible, sino que puede llegar a ser también, algo más terrenal
La oferta de la ciudad Nueva, levantada en el sector de Bocagrande, se reduce a sol y playa por las mañanas. Es al caer la tarde cuando despliega todo el abanico de sus encantos: los comercios, los bares, los cafés, las discotecas, los casinos y todo ese ambiente callejero de animación y jarana que uno asocia a los grandes complejos turísticos, de los que Cartagena es un buen paradigma. Se pueden adquirir objetos de cuero, artesanías, artículos de regalo, café, esmeraldas y arte precolombino. La noche en Cartagena es una fiesta que cada cual se organiza a su medida. La ciudad es segura y no hay ningún peligro, salvo que uno se empeñe en buscarlo. Los taxis son económicos y fáciles de conseguir. En la ciudad Vieja, las murallas están iluminadas y parecen suspendidas en el vacío; es el momento ideal para recorrerlas de nuevo, esta vez en un coche de caballos, a la típica usanza cartagenera.
Ahora todo lo que una pareja necesita para realizar su sueño, sin importar el rito, lo puede hallar allí con lujo de detalles. Lo más curioso es que Cartagena se viene consolidando como destino matrimonial por sus costos. Mientras que en 'La Heroica' una boda está entre 25 y 30 millones de pesos -con organización, ceremonia, recepción para 50 personas, noche de bodas, alojamiento por dos noches y tres días para los novios y actividades náuticas y recreativas-, en otros lugares del Caribe especializados en bodas, como Punta Cana, República Dominicana, y Aruba, el costo puede ser del doble y a veces más.
Las agencias especializadas han diseñado planes incluso más flexibles para que se acomoden a cualquier presupuesto. "Lo que buscamos es que las parejas queden satisfechas y disfruten su matrimonio como lo soñaron, sin que se preocupen por el dinero", dice comercialmente María Bernarda García, asesora de una agencia turística. Eso sí, sin incluir los pasajes. Cartagena de Indias, declarada Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad por la UNESCO, cuenta con una temperatura media de 28º C por lo que muchos extranjeros también deciden llegarse a la localidad para pasar unas vacaciones inolvidables y quedan atrapados en sus encantos hasta el punto que muchos de ellos regresan cada año e incluso algunos ya no se van jamás.
Por estas y muchas otras razones, casarse en Cartagena es todo un tema, lo más importante es siempre la Iglesia que se escoja, pero hay tantas opciones, como novias deseosas de cumplir sus sueños y es difícil reservarlas, algunas incluso con un año de anticipación. El último matrimonio que se realizó en la de Santo Toribio _donde se realizan las bodas mas “fashion” del país_ fue la de Juan Pablo Montoya, en ese entonces corredor de Fórmula 1. Ese día, la gente se agolpó en la plaza para ver salir a los novios, contagiándose así de la magia y el romanticismo que un acto así inspira y la boda de Tomás Uribe el hijo del presidente en la Catedral de Cartagena, que contó con unos 150 invitados y que se caracterizó por su sencillez y sobriedad.
La Iglesia de San Pedro Claver, un poco más llamativa, ofrece además un tema histórico de martirio que atrae más a los fanáticos, pues lleva el nombre de un santo que entregó su vida por proteger los derechos de los esclavos, sus restos descansan detrás del altar y su estatua de bronce espera a los novios en la plaza al salir de la Iglesia. La Catedral, La Hermita de la Popa y la iglesia del Cabrero son otros de los altares preferidos por los feligreses a la hora de contraer matrimonio. Pero más allá del gusto por lo estético, sino que se dice que cuando alguien se casa en Cartagena, todo el pueblo se entera y no porque salga en los diarios, ni porque circulen las invitaciones, sino porque la cantidad de flores empleadas para adornar la iglesia impregnan el ambiente con su olor, contrastando con el normalmente salado que acompaña al centro histórico de la ciudad, al llegar dicho olor a los lugares cercanos, la gente busca información en los periódicos, para averiguar la identidad de los contrayentes. Alguien dijo una vez que casarse allí, era contagiar a todo un pueblo con el amor, que no siempre es algo intangible, sino que puede llegar a ser también, algo más terrenal.
Además de ofrecer una ceremonia de cuento de hadas, cuenta con la ventaja de que permite empatar la boda con la luna de miel