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Carlos LLorca, el cerebro del Fórum Filatélico, lo es tambien de la Operación Malaya y de otros grandes golpes financieros

18/01/2018 11:00 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Al cumplirse una década de su desaparición, el estafador sin rostro que engañó a casi 300.000 personas en Fórum Filatélico, se borró del continente. Está en busca y captura como cerebro de los golpes financieros más espectaculares de la actualidad,

 Llorca Es el hombre que no figura en el mapa. A punto de cumplirse una década de su desaparición, el estafador sin rostro que engañó a más de 350.000 personas en Fórum Filatélico, se borró del continente. está en busca y captura como cerebro de uno de los golpes financieros más espectaculares de la actualidad. Su nombre aparece en los sumarios de la 'Operación Malaya' contra la corrupción urbanística en Marbella; en la operación Ballena Blanca que desmanteló una red de blanqueadores, en la 'Operación Troika', en Fórum Filatélico y Astapa. Sobre el empresario pesa una orden de busca y captura dictada por Baltasar Garzón, en 2007, y otra anterior del juez Miguel Ángel Torres, cuando halló indicios en la 'Operación Malaya' de que Llorca había abonado cantidades millonarias a Juan Antonio Roca. 

Carlos Llorca, doctorado en la profunda sabiduría del arte de la estafa, también se bautizo como 'Simón York' y, para algunos guionistas de series, ya se perfila como sucesor de Pablo Escobar para un 'thriller' de acción . Papeletas, las tiene todas para la sucesión: narcotraficante, estafador, blanqueador de capitales, traficante de armas y, así, horadando menudencias, es ya toda una leyenda en tierras del Caribe. 

El fugado que quiso sobornar al fiscal

Llorca nació en Seo d´Urgell (Lleida) el 14 de octubre de 1949. Nunca se declaró politicamnte. A él le importaba poco esa cuna de familia humilde de la que pronto escapó para buscarse la vida en Londres. Allí emigró en busca de su futuro. Con el lema “no hay límites” como disciplina, Llorca se fue haciendo una leyenda para todos aquellos que admiran su huida, hace ahora una década; él es capaz de todo. 

Carlos Llorca incumplió la promesa de cuidar de la hija de un socio condenado a 15 años de cárcel / El cerebro de la estafa de Fórum Filatélico hacía castings para practicar el “poliamor” / Huyó en avioneta cuando iba a ser detenido en su mansión de Isla Margarita.

 Paula (nombre ficticio) no tuvo suerte en su primer día de vida. Tres infartos cerebrales sirvieron para anunciar a sus padres que la niña quedaría con secuelas  para siempre y los médicos lo confirmaron: habría suerte si la pequeña aguantaba más de un año con vida. Por eso aquella ceremonia era un momento feliz. Primero porque Paula había roto los pronósticos y seguía latiendo. Y segundo porque a su lado en el bautizo, respondía como padrino Carlos Llorca, el financiero, el gran blanqueador, el hombre de los mil nombres que con su dinero y sus contactos podía garantizar que a Paula no le faltara nunca nada.

 

Nada sabía la pequeña de aquel hombre, bohemio y discreto, que se convirtió un año después en el prófugo más buscado por la policía española, que cambió su rostro para no ser identificado y que sobornó con dos millones de dólares a la policía venezolana para protagonizar una fuga de película escapando de los agentes españoles en una avioneta. El hombre que se marchó con el dinero de los 270.000 clientes de Fórum Filatélico y con el de su familia. Y que tras comprometerse a cuidarla, la dejaría tirada sin su tratamiento para llevar una vida de lujo en su escondite venezolano, tal y como se demuestra en este reportaje. Una vida que aún hoy disfruta en su nuevo escondite, en algún lugar del globo.

El de Llorca y el padre de Paula fue un pacto entre caballeros. El financiero se comprometió a cuidar de su familia mientras Javier (también un pseudónimo) cumplía 15 años de condena por narcotráfico. Una condena provocada por los presuntos manejos de Llorca. Antes, ambos amasaron una fortuna millonaria metidos en el ladrillo, así que el arreglo fue sencillo. Mientras Javier pisaba la cárcel y guardaba silencio, Llorca se encargaría de cuidar de su familia y cada mes, les haría llegar un sustento en efectivo. En una caja de seguridad en Lisboa, juntos tenían 30 millones de euros en distintas monedas. Y eso era solo una parte..

Con la mitad de aquello, Paula podría seguir con su terapia, recibir atenciones neurológicas y emprender el duro camino hacia una vida más digna. Sin embargo, lejos de cumplir su palabra, su padrino la traicionó. En menos de un año Llorca se desentendió de ella mientras su padre estaba entre rejas. El hombre que nadaba en dinero, dejó a la niña con una incapacidad del 76% al amparo de la nada y desapareció. 

Bajo el radar de la policía, Llorca y sus millones pusieron rumbo a Isla Margarita, donde se escondió en una zona modesta de la región venezolana. Por fuera, la casa parecía una vivienda mas de clase media de la zona. Por dentro, contaba con todas las comodidades: piscina privada, frondosos jardines, servicio de catering e incluso una zona de juegos donde el blanqueador fugado –que ya se había operado la cara en dos ocasiones para no ser reconocido por los agentes españoles- celebraba sus fiestas al ritmo de los mariachis o cantando boleros en un karaoke. 

De la 'city' a Marbella

El rastro policial de este catalán nacido en la Seu d’Urgell el 14 de octubre de 1949 se remonta a 1987, cuando los agentes tuvieron por primera vez conocimiento de sus andanzas como creador de sociedades en Isla de Man. En aquellas fechas, se consideraba imposible blanquear fondos por medio de la bolsa. Al parecer, suyo fue el mérito de conseguirlo. Y en su contra las primeras investigaciones judiciales en España por esta causa.

Desde entonces, los informes policiales de España, Alemania, Portugal, Bélgica, Andorra o Reino Unido le recuerdan seis pasaportes distintos (tiene también papeles británicos y venezolanos) y una decena de alias, todos ellos en distintas combinaciones de su nombre y apellidos (José Manuel Carlos Llorca Rodríguez) o grafías inglesas como Simon York. De aquella época es la fotografía que ilustra también este reportaje; la primera imagen nítida de su rostro antes de dejarse bigote y pasar por el quirófano. 

En la capital inglesa, el blanqueador centraba sus negocios en el número 62 de Priority Rocad. A la par, Llorca captó importantes clientes al frente de la Cámara de Comercio española en Londres. El puesto le sirvió como plataforma para conocer a la oligarquía española que escapaba allí a mover su dinero negro. En sus viajes a España, utilizaba como oficina el céntrico hotel Fénix, en la Plaza de Colón de Madrid. 

Carlos era un hombre discreto y bohemio que destacaba entre los tiburones financieros de la city porque nunca comía carne. Vegetariano desde hace años, sus allegados le definen como una persona espiritual, mística y precavida hasta el exceso. Todo le iba de cara hasta que su mujer decidió abandonarle -a él y a sus dos hijos, Adán y Linda- para marcharse a Brasil a vivir con una secta. 

El poliamor de pago

De aquel hombre con gafas que aparecio en los años noventa por Marbella poco queda. Llorca abandonó Inglaterra en el 1993 para instalarse en el municipio de esa costa. Era la época boyante gilista, donde la ciudad se arropaba del oropel de las mafias más poderosas de Europa. Buen caldo de cultivo para Carlos, que llegaba a la ciudad como multimillonario, hombre casado y con dos hijos adolescentes. Él no era mucho de fiestas, pero cuando acudía a alguna gala de la jet intentaba pasar inadvertido. Tenía una disciplina de monje para no aparecer en la foto.

Su último domicilio conocido en España fue en Coín, donde tenía una inmensa finca con gallinas, patos, perros e incluso algún jabalí. Todo ello rodeado de su planta fetiche: el aloe vera, para oxigenar. De las menudencias de su espiritualidad y de su misticismo 'low cost' se hacían eco, no pocos, en la Marbella que le conoció. Algunos cuentan que ese papel lo adoptó después del duro golpe que le produjo el abandono de su esposa, María de los Ángeles, que le plantó para llevar otra vida en Brasil. Desde entonces, la vida para Carlos y sus hijos, Adán y Linda, ya no fue la misma.

La mofa del 'Garzón Investment' dirigida al juez

Entre 1994 y 2003 estuvo la época dorada de Llorca en España. Poco a poco iba entrando en todas las operaciones fuera de la ley que se gestaban en el país. Hasta que su nombre salió en los escaparates de la primera operación de narcotráfico: La 'Operación Vidrio'; un envío de 110 kilos de cocaína al puerto de Barcelona, por la mafia italiana, cuyas ganancias se ocupó de blanquear a través de sus empresas. Hubo más de medio centenar de detenidos pero el hombre de leyenda no estaba entre ellos. 

Tras reponerse, viajó por medio mundo en busca de clientes: desde dictadores africanos a traficantes de armas rusos. Corría el año 92 y su negocio era cada vez más boyante: crear sociedades a nombre de terceros para mover dinero en paraísos fiscales. Llorca cobraba 7 millones de pesetas (42.000 euros) por abrir una empresa. Y creaba cientos de ellas al año.

Fue entonces (1993) cuando decidió dejar Inglaterra para instalarse en Marbella. Quienes le conocen bien aseguran que allí encontró dos de sus grandes pasiones: el buen tiempo y las mujeres bonitas. Por eso montó su base de operaciones ficticias en un polígono industrial de Coín mientras compraba dos viviendas de lujo en un conocido edificio de Puerto Banús (pagaba 800 euros al mes solo de comunidad), para adquirir después una mansión de 7.000 metros cuadrados que contaba incluso con una sala de cine. Allí abrió también Pharus Ibérica, que sobre el papel nació como editorial de libros naturistas. “Eran años en los que nadábamos en dinero y los billetes de 500 euros volaban”, recuerda uno de sus principales colaboradores de entonces. Fue ahí cuando Llorca comenzó a compartir la casa con las que él mismo denominaba “sus mujeres”. 

El poliamor de pago

Según sus colaboradores, el blanqueador tenía en su mansión varias suites de lujo, que ocupaba cada cierto tiempo con distintas modelos. Las jóvenes, llegadas de todas partes del mundo, compartían casa y vida con él a cambio de un importante sueldo mensual, la posibilidad de estudiar en costosas universidades y otros gastos a cargo del blanqueador.

“Las chicas eran espectaculares”, explica a otro de sus hombres. “Las mejores mujeres que he visto. Lo que hacíamos era organizar una especie de casting entre las mejores agencias de modelos del mundo. Traíamos a Marbella chicas desde Argentina, China o La India, ocho o diez por lo menos, y pasaban una semana con nosotros. Carlos las agasajaba, las paseaba en helicóptero, y luego escogía a las cuatro que más le gustaban para que se quedaran a vivir largas estancias en la casa. Solo en el último casting nos gastamos más de 50 millones de pesetas (300.000 euros)”. 

No se sabe del paradero de Carlos Llorca y se especula si estará vivo todavía o ha muerto quizás en Siria

Droga de la mafia italiana

En 1994 el nombre de Carlos Llorca apareció por primera vez vinculado con el narcotráfico. La Audiencia Nacional investigaba la llegada de un cargamento con 110 kilos de cocaína al puerto de Barcelona. Un posible envío de la mafia italiana que dio cuerpo a la llamada Operación Vidrio. La droga entraba a España por barco y -según la Guardia Civil- Llorca era el encargado de blanquear las ganancias por medio de dos empresas cotizadas. La investigación se saldó con 55 detenidos, pero Llorca no estaba entre ellos.

 

Desde el extranjero, el financiero fugado se comprometió por carta ante Baltasar Garzón a regresar a España para dar explicacionesde su actividad, con la condición de que no le detuviese sin organizar su defensa con los mejores abogados. Pero, una vez aquí empezó con las trampas, y Garzón le procesó y entró en prisión. Cuando el caso llego al Supremo, Llorca fue absuelto en 2003 por falta de pruebas. Fue entonces cuando el estafador, a modo de bofetada al juez, bautizó a una de sus empresas de paja como 'Garzón Investment', con el fin de ridiculizar al magistrado, y es que, el capo no perdonó nunca la actitud del juez y considero una traición que tuviese en el calabozo a su mujer María de los Ángeles, por colaboracion para delinquir mientras él estaba de viaje. 

Fue en esos nueve años (entre 1994 y 2003) cuando Llorca operó con total libertad en España. El financiero creó junto al padre de Paula una inmobiliaria y, según recuerdan quienes le rodeaban entonces, su nivel de vida era insultante. Los coches de alta gama y los viajes de lujo fueron una constante, acompañado siempre de alguna de sus concubinas. Llorca tenía tanto dinero que llegó a montar una especie de ambulatorio en su casa para ser atendido de sus dolencias médicas. “Era muy hipocondríaco y no le gustaba ir al médico. Le gustaba que el médico viniera aquí”, recuerda alguien que compartió con él gran parte de aquellos años. 

Cada cierto tiempo, un colaborador viajaba a Lisboa, donde guardaba gran parte de su dinero en efectivo, para hacer un envío. Llorca nunca tocaba los fondos. Nunca se manchaba. “Era una máquina que lo hacía todo de cabeza”, recuerdan quienes le trataron entonces. Con la rehabilitación de un edificio en Manresa, el financiero y su entorno sacaron limpios 1.100 millones de pesetas (6, 6 millones de euros). Entre 1995 y el año 2000, facturaron 96 millones de euros solo en costes de obra. Y eso sin contar el gran negocio que le hizo operarse la cara y desaparecer de España: el caso Fórum Filatélico. 

El fugado de la Operación Malaya

La actividad del blanqueador fugado en España le llevó a ver su nombre en los principales sumarios contra la corrupción financiera de la época. Primero apareció en el caso Ballena Blanca. Luego en la Operación Malaya, donde la policía le acusa de pagar más de cuatro millones de euros en comisiones a Juan Antonio Roca, ex responsable de Urbanismo del ayuntamiento de Marbella. Y para terminar, los hombres de la UDEF que le siguen la pista desde hace años le aseguran que fue el dueño real y organizador de la estafa de Fórum Filatélico. Para ellos, Carlos Llorca es el principal responsable de que 270.000 clientes perdieran su dinero y de que el entramado de los sellos se utilizara para blanquear dinero de actividades mafiosas como el tráfico de armas y el crimen organizado.

Fue en 2005, mientras estas causas estaban en su máximo apogeo, cuando Llorca protagonizó su salida de España y desapareció. Entre sus allegados sembró el rumor de que se había marchado a Beirut, donde vivía abrazado a la religión musulmana y vendiendo armamento a distintos señores de la guerra. Incluso dejó pistas falsas como una supuesta dirección en un hotel de El Cairo para ser localizado. 

En realidad, tal y como reflejan las imágenes de este reportaje, Carlos Llorca se escondía en Isla Margarita (Venezuela), donde compró una lujosa finca que se convirtió en su escondite. Allí, el financiero se operó dos veces la cara y residió escondido con Andreina, la joven de 20 años que conoció en España y que se convirtió en su pareja. Hasta dar con él, la Audiencia Nacional mantuvo una pieza secreta durante cuatro años.

 

 En ella, sus colaboradores confiesan por ejemplo la intención de Llorca de comprar al Fiscal Jefe de Málaga por medio millón de euros para arreglar sus problemas judiciales en Marbella. 

La gran evasión

La fecha clave de su historia de película se produjo en marzo de 2008, cuando el juez Oscar Pérez, instructor del caso Malaya,  y los agentes de la UDEF se embarcaron en un avión rumbo a Venezuela. Juntos llevaban tres años rastreando las huellas del blanqueador desde España a Isla Margarita. Tras seguir a su sobrino, localizar documentación oculta en Londres e interrogar a su principal colaborador, los agentes dieron con la guarida del fugado en Isla Margarita, tal y como adelantó Interviú. De las fiestas en las que Llorca seguía manteniendo contacto con amigos mientras estaba buscado por medio mundo

Carlos Llorca, parecía diferente después de sus dos operaciones estéticas.

Al lanzarse la operación, fue la policía venezolana –ya que la española no tenía jurisdicción en Isla Margarita- quien aseguró que el preso estaba ya localizado y en sus manos. Sin embargo, no era verdad. Cuando los agentes españoles llegaron al lugar para llevárselo, se encontraron con que el blanqueador había escapado de ellos sobornando a los agentes y montado en una avioneta. Adiós al hombre de las mil caras. Al gran blanqueador. Al estafador de Fórum y al padrino que dejó tirada a Paula. Desde aquel día, hace ya ochos años, Llorca se borró del mapa. Y hasta hoy… nunca más se supo 

 En los mejores 'thrillers', 'el capo de la Costa del Sol' se permitió el lujo de sobornar, con dos millones de dólares, a la policía venezolana en su huida de los inspectores de la UDEF que le seguían de cerca. En su bolso de piel de cocodrilo portaba, ni más ni menos, que las arcas de los ahorros de toda una vida de miles de clientes de Fórum Filatélico. En una operación perfectamente diseñada, se aupó a una avioneta para poner rumbo a Isla Margarita, donde ya le tenían preparada una finca maqueada a su medida, con todo tipo de lujos: Villa Normanda. Esa sería su guarida durante un tiempo, pero la Audiencia Nacional no tardó en dar con él.investigaciones seguidas desde los servicios secretos, durante más de tres años, dieron con su búnker en Venezuela, pero no con él. Según manifestó el fiscal Anticorrupción, Juan Carlos López Caballero, en marzo de 2008, él mismo, acompañado con el segundo instructor del caso Malaya, Oscar Pérez, y de agentes de la UDEF, pusieron rumbo a Venezuela y dieron con el paradero de Llorca. La Policía llevaba mucho tiempo rastreando las huellas del fugado desde España a Isla Margarita: “Sabíamos que estaba allí –apostilla el fiscal– pero como tenía unos vínculos muy sólidos con el gobierno del coronel  Hugo Chávez, le dieron el soplo de que íbamos a detenerle. Lo tuvo fácil y escapó. Lo único que pudimos hacer fue el registro de la finca e incautarnos de una avioneta. Fue frustrante la operación porque pensábamos que podríamos traerle a España”, concluye

. 

A este fiscal de ley –según cuentan los mismos colaboradores de Llorca– intentó comprarlo el capo por “medio millón de euros para quitarse de en medio sus imputaciones judiciales en Marbella”, pero no lo consiguió. López Caballero, quien revalidó su puesto como fiscal jefe en Málaga, no se dio por vencido. El representante del ministerio público, azote de todas las organizaciones ilegales de la costa del Sol continúa sus pesquisas: “Tarde o temprano daremos con él y las causas que tiene pendientes con la justicia española no prescriben; tendrá que cumplir su condena”, sentencia. Los investigadores policiales saben, a través de movimientos financieros que se hacen desde un entorno limitado del fugado, dónde van las transacciones en bancos desde el Caribe. Según ha sabido este medio, a través de hombres y mujeres de paja se esta moviendo mucho dinero de la Costa del Sol, la mayor parte de Marbella, donde sus “empleados siguen campando a sus anchas” y remiten “cantidades enormes al fugado como para vivir otras dos vidas más”, refieren. 

Endiabladamente joven

La leyenda también fantasea con que Carlos Llorca ha hecho un pacto con el demonio y está endiabladamente joven para su edad. Uno de los motivos para ser ese retrato de Dorian Gray es “la piel dulce de 20 años” que responde al nombre de Andreina con la que se fugó y, otro, las múltiples operaciones estéticas que le han esculpido un rostro nuevo. 

Él no era mucho de fiestas, pero cuando acudía a alguna gala intentaba pasar inadvertido. Tenía una disciplina de monje para no aparecer en la foto.

Su discreción llegaba a tal extremo, que apenas se le oía. Por poner un ejemplo, Llorca era vegetariano y si le llevaban un plato de carne a la mesa, con el dedo le indicaba al camarero que se acercase... entonces, le susurraba: “Esto es veneno, tráeme algo que salga de la tierra”. Era su catarsis: redimirse a través de la salvación de animales.Varios expedientes del Fórum Filatélico en la sede de la Confederación de Consumidores y Usuarios le siguen esperando.

Carlos Llorca es el principal responsable de que 270.000 clientes perdieran sus ahorros en el Foro Filatélico.

 Su actividad como blanqueador de dinero negro fue creciendo hasta ver su nombre en los principales sumarios contra la corrupción financiera de la época. Primero apareció en el caso 'Ballena Blanca', luego en la 'Operación Malaya', donde la Policía le acusa de pagar más de cuatro millones de euros en comisiones a Juan Antonio Roca, ex responsable de Urbanismo del ayuntamiento de Marbella. Y para terminar, los hombres de la UDEF que le siguen la pista desde hace años, le consideran el dueño real y el organizador de la estafa de Fórum Filatélico.

 Carlos Llorca es el principal responsable del blanqueo del dinero que utiliza para de actividades mafiosas, como el tráfico de armas o el crimen organizado. 

EN Marbella, aparentemente, Llorca era un empresario enteramente dedicado al negocio de la edición y de las publicaciones, a través de empresas como 'Absolute Marbella' y 'Pharus Ibérica S.L.'. Con esta última decía que colaboraba activamente en la defensa de nuestro planeta y de todos los seres vivos que la habitan.Utilizaba revistas de lujo para blanquear

En su página web advertía que Pharus donaba parte de sus beneficios a causas que contribuían a hacer mejor el mundo: el diez por ciento para proyectos del Tercer Mundo, otro diez por ciento para ONGs y un 30% para el sostenimiento de estudios, investigaciones y diversas obras sociales.

 

Lo que nunca contó es que con 'Pharus' lavaba, mensualmente, cantidades millonarias. Mientras decía ayudar al Tercer Mundo con donaciones, blanqueaba el dinero de los traficantes de armas del Golfo de Guinea. Estos capitales se movían a través de la filial Fórum África, dedicada oficialmente a importar y exportar madera, pero vinculada a Fórum Filatélico –como más tarde estaría todo el entramado de empresas Pharus–. Cuando cerró Pharus, entró en el mundo de las publicaciones de lujo. Se hizo con la revista de moda 'Absolute Marbella', dedicada a promoción de mercancías 'high standing': joyas, perfumes, ropa, y para la que posó el mismísimo Ricky Martin. Bajo el mismo sello fue abriendo más filiales: 'Absolute Madrid' y 'Absolute Nueva York'.

 

Con su imputación salió a la luz todo lo que se enmascaraba bajo esas cabeceras de papel couché… Mucho “polvo blanco" que a no pocos escandalizó. Ahora, dice la leyenda que el capo, a golpe de karaoke, disfraza noche tras noche su soledad en pasillos anónimos de una casa donde tiene miedo de las camas vacías. Llorca lo ha conseguido, como mandan los cánones: ya es uno más de esa galería de personajes con los que un día decoró su 'Absolute Marbella'.

 

 

 


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