Fue en la edad media donde reconocimos que el agua ácida y los “humos” que salían de la tierra eran eficaces contra el ergotismo. Dando cura a enfermedades causadas por alimentos con toxinas y nombrado como carboxiterapia.

No fue hasta el año 1624 que un alquimista confirma que estos humos son dióxido de carbono. Dando inicio a una investigación médica afirmando que el CO2 cura problemas crónicos de la piel.

En 1932, en la ciudad de FRANCIA, se realiza la primera aplicación subcutánea de dióxido de carbono, al lograr resaltar beneficios de la CARBOXITERAPIA da lugar a crear una organización llamado INSTITUTO DE INVESTIGACIÓN CARDIOVASCULAR DE ROYAT.

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