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Algunas son conocidas, otras no tanto. Una quincena de singulares arboledas españolas para festejar el 21 de marzo, Día Internacional de los Bosques
1-Bosque de Orgi (Ultzama, Navarra) Quienes visitan el valle de la Ultzama, a 25 kilómetros de Pamplona, se encuentran con verdes prados salpicados de pequeños pueblos con encanto y rodeados de bosques de robles y hayas. Las 80 hectáreas del bosque de Orgi (en la imagen), al sur del valle, son vestigios de los primitivos robledales que ocupaban el húmedo norte de Navarra, con ejemplares centenarios y un tupido sotomonte de acebo, saúco negro y espino. Se puede disfrutar mediante tres paseos con paneles informativos, con algo más de dos kilómetros de recorrido en total. Cerca se encuentra el robledal de Amati, donde está Basoa Suites:
cuatro cabañas para dos personas colgadas, literalmente, de los árboles. turismo.navarra.es GETTY IMAGES
2-Parque natural Saja-Besaya (Cantabria) Los ecosistemas del parque natural Saja-Besaya (en la foto), el más extenso de Cantabria con sus 24.500 hectáreas, ofrecen áreas de pastizales, de acebedas, de abedulares, de brezales y de escobales, junto con bosques de roble y haya. Y múltiples posibilidades para el senderismo y la bicicleta de montaña: desde un sendero de la naturaleza de unos dos kilómetros adaptado a personas con discapacidad visual en Ruente hasta la Ruta de Bárcena Mayor al Pozo de la Arbencia, lineal, de 20 kilómetros, que se puede hacer andando o en bici. El centro de interpretación organiza excursiones (a Fonfría o un itinerario Mozagro-Camino del Requeté) y talleres familiares: el próximo, previsto en principio para el 10 de abril, es un seguimiento de fauna a través de sus huellas. redcantabrarural.com GETTY IMAGES
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-Fageda de La Grevolosa (Barcelona) Entre la Fageda d'en Jordà (hayedo de Jordá), en Girona, y la de La Grevolosa (en la foto), ya en la provincia de Barcelona, solo distan 22 kilómetros. Pero el primer hayedo es más famoso y recibe bastantes más visitantes que el segundo, además de por su belleza, quizás también porque el de La Grevolosa, en la Sierra dels Llancers, en el municipio de Sant Pere de Torello, tiene más pendiente, senderos no tan señalizados y es menos cómodo de caminar. Eso sí, el esfuerzo se ve recompensado por una espectacular diversidad de fauna y flora, con árboles monumentales entre los que destacan hayas de 40 metros de altura y troncos inabarcables. es.turismegarrotxa.com CARLOS SÁNCHEZ PEREYRA GETTY IMAGES
4-Fragas do Eume (A Coruña) Los 500 habitantes de Fragas do Eume (en la foto), una de las manchas de bosque atlántico de ribera mejor conservadas de Europa, tocan a 18 hectáreas por cabeza, lo que da idea de lo poco que este parque natural de la provincia gallega de A Coruña, que sigue el curso del río Eume, está tocado por la mano del hombre. Una vegetación tupida, a la que la luz del sol cuesta atravesar, tejida con ramas de robles, castaños, chopos, fresnos, alisos, líquenes, frutales silvestres y más de 20 especies de helechos. Tiene forma de triángulo y vértices, a modo de fronteras, en As Pontes, Pontedeume y Monfero. En lo más espeso de la fraga se alza el monasterio de Caaveiro, del año 934. turismo.gal GETTY IMAGES
5-Hayedo de Montejo (Madrid) Desde mediados de la década de 1980, el hayedo de Montejo (en la imagen) tiene sus visitas restringidas, en aras de su preservación. Las entradas se sacan en la web sierradelrincon.org o, presencialmente, en el centro de información (se reparten por orden de llegada), en Montejo de la Sierra. Las rutas son gratuitas y están guiadas por educadores ambientales. Solo a través de ellas se pueden conocer las maravillas de estas 250 hectáreas extendidas por las faldas de la sierra de Ayllón, dentro de la reserva de la biosfera de la Sierra del Rincón, al norte de la Comunidad de Madrid. Hay otras especies, pero las enormes hayas dominan el paisaje, algunas con nombre propio, como la de La Roca, con más de 250 años. Muy cerca, pero ya en otra provincia (Guadalajara), se encuentra el hayedo de Tejera Negra. ALAMY
6-Hayedos de Cameros (La Rioja) Los altos valles de Tierra de Cameros, dividida entre Camero Nuevo (valle de Iregua, en la foto, la cascada de Puente Pan, en el parque natural de la Sierra Cebollera) y Camero Viejo (valle de Leza-Jubera), en las montañas que separan La Rioja y Soria, no son demasiado conocidos y, sin embargo, guardan un espectáculo de hayedos y bosques de ribera con mucho encanto prácticamente en cualquier época del año. Destacan los hayedos de la cuenca alta del Leza y el de Santiago (en Camero Viejo). También quejigos centenarios y singulares como el Roble Gordo o de las Palomas o el Quejigo de Pinillos o de Alejandro, en Camero Nuevo, que cuenta con un parque de aventuras en el albergue de Lumbreras. ALBERTO LOYO GETTY IMAGES
Algunas son conocidas, otras no tanto. Una quincena de singulares arboledas españolas para festejar el 21 de marzo, Día Internacional de los Bosques
7Faedo de Ciñera (León) Pequeña mancha de hayas centenarias de unos pocos kilómetros cuadrados de extensión que en 2007 recibió el premio al Bosque Mejor Cuidado de España, otorgado por la organización Bosques sin Fronteras en colaboración con la Fundación Biodiversidad. Se encuentra dentro de la reserva de la biosfera del Alto Bernesga, en el municipio de La Pola de Gordón. La subida a Faedo de Ciñera (en la foto) sigue el antiguo camino que los mineros utilizaban para llegar a las minas de Ciñera de Gordón. Es un hábitat muy frágil, que necesita el máximo respeto, por lo que está prohibido, por ejemplo, subirse a los árboles centenarios, entre los que destaca Fagus, uno de los ejemplares más singulares y destacados de España, con más de 500 años de vida. turismoleon.org IRENE DEL VALLE FLICKR
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Los Alcornocales (Cádiz y Málaga) El parque natural de los Alcornocales se extiende a lo largo de 170.000 hectáreas entre las provincias andaluzas de Cádiz y Málaga, en un conjunto de sierras de pequeña altura, como la masa forestal de alcornoques más extensa del mundo. De hecho, la producción de corcho destaca de entre los muy diferentes aprovechamientos de este bosque autóctono mediterráneo, del forestal al ganadero o cinegético pasando por el turístico. Es un paraíso para las rapaces, y aquí habita una de las mayores concentraciones de buitre leonado, búho real o halcón peregrino. En su parte sur se encuentran los canutos: valles fluviales en los que sobreviven especies vegetales del período Terciario. juntadeandalucia.es JERÓNIMO ALBA ALAMY
9Hayedo de Otzarreta (Vizcaya) Es recomendable visitar el centro de interpret ación del parque natural de Gorbeia, en Areatza (Bizkaia), antes de adentrarse en su bosque encantado, el de Otzarreta (en la foto), donde las ramas de las hayas centenarias crecen muy en vertical, y muy altas, mientras que la niebla de fondo crea una atmósfera mágica, irreal, sobre todo al amanecer. El serpenteante cauce del río Zubizabala completa uno de los paisajes naturales más llamativos (y fotografiados) del País Vasco. Pertenece a la localidad de Zeanuri, en el valle de Arratia. turismovasco.com JUAN CARLOS MUÑOZ ALAMY
13Castañar de El Tiemblo (Ávila) El castañar de El Tiemblo, dentro de la reserva natural del Valle de Iruelas, es una mágica extensión de castaños, robles y pinos, algunos centenarios. Su visita está regulada durante todo el año, y el Ayuntamiento tiene habilitado un aparcamiento de pago (con capacidad para 50 vehículos máximo al día) y un servicio gratuito de autobuses que enlaza con el área recreativa de El Regajo. Una vez allí se abre un sendero principal de poca dificultad, y algo más de cuatro kilómetros de recorrido, por un entorno regado por arroyos, con imponentes ejemplares como El Abuelo, un castaño que roza el milenio de vida. Cerca se encuentran los Toros de Guisando (conjunto escultórico vetón de la Edad del Hierro) y el jardín botánico y parque de esculturas vegetales El Bosque Encantado. MANUEL GONZÁLEZ OLAECHEA GETTY IMAGES
Sierra Espuña (Murcia) El parque regional de Sierra Espuña (en la imagen), en el corazón de la Región de Murcia, es un ejemplo de reforestación gracias al cual un macizo montañoso calizo, que en puntos supera los 1.500 metros de altura, ha pasado de estar desarbolado a ocupar 5.000 hectáreas de monte con pinos de repoblación flanqueando barrancos en los que crecen madreselvas, fresnos, sauces y olmos. El ingeniero Ricardo Codorníu lideró las actuaciones a finales del XIX, y ahora el centro de visitantes lleva su nombre. Recomendable informarse en él antes de patearse la sierra por su red de caminos, pistas forestales y senderos señalizados. Aquí se concentran las áreas recreativas de Fuente del Hilo, La Perdiz, Las Alquerías o Campamento Exploradores; el Santuario de La Santa de Totana; los miradores de La Cabaña o Collado Bermejo; Los Pozos de la Nieve. murciaturistica.es NICK GREGORY ALAMY
Barcelona, 18 de Marzo de 2020