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¿Nos apetece besar a alguien que tiene la boca sucia? ¿Qué impresión nos causa alguien con halitosis (mal aliento)? ¿Pensamos que una persona es limpia
¿Nos apetece besar a alguien que tiene la boca sucia? ¿Qué impresión nos causa alguien con halitosis (mal aliento)? ¿Pensamos que una persona es limpia si le vemos los dientes llenos de sarro? Todas las respuestas son negativas. Muchas relacionadas con la higiene personal son desagradables, pero en especial la falta de limpieza bucal. ¿Qué hacer para evitar esto?
Creo que la cuestión es muy sencilla: hábito y disciplina. Si limpiamos nuestros dientes tres veces al día o después de cada comida tendremos ganada el noventa por ciento de la batalla. A continuación os comentamos las medidas generales que hay que observar y practicar para tener una boca sana, una boca limpia.
Acudid al dentista. Aunque gocemos de una aparente boca sana nunca está de más visitar una o dos veces al año a nuestro médico. Él puede observar el nacimiento de caries que pueden ser indetectables para nosotros. Además realizará una limpieza general quitando las pequeñas (a veces microscópicas) acumulaciones de sarro, que son el caldo de cultivo perfecto para las bacterias productoras de la caries.
¿Nos apetece besar a alguien que tiene la boca sucia? ¿Qué impresión nos causa alguien con halitosis (mal aliento)? ¿Pensamos que una persona es limpia
Limpiemos nuestra boca después de cada comida. Si lo hacemos mantendremos a raya a la caries y a las bacterias que causan el mal olor. Si no laváis vuestra boca después de cada comida, los restos de alimento comienzan a degradarse y propician el medio idóneo para las bacterias provocadoras de la caries.
Cuando os limpiéis los dientes no olvidéis cepillar vuestra lengua. Sana costumbre no siempre practicada. Ahí, aunque no lo creáis, se esconden una gran cantidad de bacterias.
Mantengamos nuestra ingesta de azúcar y alimentos azucarados en niveles bajos. El principal causante de la caries es el Streptococcus mutans, se alimenta de sucrosa y produce un medio ácido que degrada el esmalte de los dientes.
Hilo dental. Por último, pero no por eso menos importante, el hilo dental. No olvidemos que entre nuestros dientes, por muy juntos que estén los unos de los otros, existen espacios microscópicos donde se acumula la comida y el cepillo de dientes no llega ahí. Conclusión: el hilo dental llega a los espacios interdentales donde el cepillo no lo hace. Preguntemos a nuestro dentista la manera más adecuada de utilizar el hilo dental.
Recordad que una bonita sonrisa es vuestra mejor carta de presentación.