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Bankia cae. Los inversores minoristas están vendiendo como locos, aunque los gestores de Bankia intentan tranquilizarlos mintiendo
A las 9:15 de esta mañana de martes, las acciones de Bankia caían 1, 47%. Un cliente de la citada entidad bancaria llama a su gestor de valores para dar la orden de venta del total de sus acciones de Bankia. El gestor -persona de confianza del cliente- le dice que no venda, que espere unos días. A las 12:00 horas de la misma mañana de martes, Bankia cae ya un 5, 77% en el Ibex 35. Los inversores minoristas están vendiendo como locos.
El cliente que quería vender a las 9:15 horas ve cómo su capital invertido se reduce al 40% desde el precio de venta con que Bankia salió a Bolsa. Esta persona invirtió 6.000 € que van ya por los 3.600 €. Su gestor le ha asegurado esta misma mañana que el próximo viernes la cotización de las acciones de Bankia dará un vuelco para mejor. Sin embargo, a estas horas se apunta que el Gobierno podría nacionalizar Bankia el viernes y quedarse con un 48%. Eso supondría la disolución de los accionistas actuales.
La otra solución que se baraja es que el Estado suscriba bonos convertibles contingentes (los CoCos), lo que equivaldría a una inyección de dinero que no se convertiría en acciones. Esta segunda solución podría tener menos impacto en los accionistas, pero tampoco los beneficia. En cualquier caso el accionista se ve penalizado porque el precio de las acciones seguirá cayendo y además se encontrará con que habrá una disolución directa como consecuencia de la entrada de un socio nuevo, el Estado a través del Frob.
El cliente que quería vender a las 9:15 horas ve cómo su capital invertido se reduce al 40%
La conclusión es que el cliente que quiso vender a las 9:15, si hubiera vendido entonces, habría perdido menos de lo que perderá cuando venda mañana miércoles, aunque si ejecuta la orden mañana aún podrá recuperar algo, cosa que es muy incierta si espera al viernes y, menos aún, a partir del viernes.
El gestor de Bankia que asesoraba al cliente de esta historia mentía por orden de la dirección del banco. El cliente se lo creía porque las personas tienden a confiar en los empleados de banca con los que tratan habitualmente.
¡Es lo que hay!