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A través de la danza, el canto y la música tradicional china, los artistas de Shen Yun proyectan al espectador un mundo que se ha perdido pero que aún está impreso en nuestra conciencia
Por: Alessandro Starnoni
La Gran Época, Italia
Soprano de Shen Yun Performing Arts en un concierto de la Orquesta Sinfónica de Shen Yun en el Strathmore Music Center de Washington. (Foto: Cortesía de Shen Yun Performing Arts)
Del redescubrimiento de la individualidad en el Renacimiento nació el Bel Canto italiano, en el que la voz del individuo se destaca y se distingue de los sonidos de la orquesta, fuerte en la conciencia de su propia existencia. A diferencia de la Edad Media, donde todo se amalgamaba, y la confusión de los dogmas prevalecía sobre la razón y la oscuridad del temor sobre el descubrimiento del alma bondadosa.
Este redescubrimiento de la individualidad no contrasta con los valores o creencias divinas, sino que, por el contrario, es complementario de ese mundo invisible que los valores del humanismo reconocen, pero separando religiosidad y espiritualidad en dos conceptos diferentes.
En el humanismo renacentista, el individuo en sí mismo, como producto de la naturaleza, a través de su espíritu puede funcionar como un puente para conocer lo divino. Quizás porque, al final, los dos mundos no están tan separados.
De hecho, volviendo al Bel Canto, el mismo Giacomo Lauri Volpi, que fue probablemente el mejor cantante de todos los tiempos, consideró al Bel Canto como una manifestación de lo divino.
Desde que el mundo es mundo, las artes, las bellas artes, siempre han sido una manifestación de lo divino. Piense en las más grandes obras maestras de la historia y en artistas como Rafael. Precisamente porque el verdadero arte, el más bello, como afirmaron los grandes filósofos griegos Platón, Sócrates y Aristóteles, es de inspiración divina: una verdad que se ha transmitido a través de los siglos, de generación en generación.
Hoy, sin embargo, este estado y el propósito del arte se han perdido: se ha perdido la conciencia de la sutil conexión entre el hombre y lo divino; pero aún hoy existen corrientes artísticas que son excepciones.
Tomemos el ejemplo de la compañía de artes escénicas Shen Yun, cuyo nombre ya dice mucho: traducido del chino significa ‘la belleza de los seres divinos que danzan’ y podríamos añadir que también cantan.
Sus actuaciones, que se presentan en los teatros más prestigiosos del mundo, son un homenaje a la idea renacentista del arte, y para quienes han tenido la suerte de verlos son mucho más. A través de la danza, el canto y la música tradicional china, los artistas de Shen Yun proyectan al espectador un mundo que se ha perdido pero que aún está impreso en nuestra conciencia, el de China, un mundo en el que lo divino y lo humano iban de la mano.
Un buen ejemplo que muestra como la idea de espiritualidad, inherente a los valores del humanismo, llevaron al Renacimiento en Italia y al redescubrimiento del clasicismo, fue una creencia en todo el mundo.
El Bel Canto que nació en Italia en esa época es también la técnica utilizada por los cantantes de Shen Yun. Además de ser la técnica de emisión correcta, es la única manera de entrar en conexión con nosotros mismos, a través de nuestra propia voz, y por lo tanto con la naturaleza que nos trajo al mundo, con el universo y lo divino.
Solo así se puede llegar al corazón del espectador, que a su vez puede conectarse con las vibraciones que emanan de la voz del cantante, puede sentir su trabajo interno de continuo refinamiento, dirigido a alcanzar los más altos niveles de expresión. Esto fue lo que Rossini y Bellini pidieron a sus intérpretes que hicieran.
Rossini, considerado por los expertos en la materia el custodio del Bel Canto, pidió a los cantantes que recuperaran la forma de cantar renacentista y al mismo tiempo ‘clásica’. Porque en el Barroco y el barroco tardío el concepto de ‘belleza’ fue llevado al extremo, reduciéndolo a una forma, con virtuosismo a través del cual el cantante intentaba expresar su individualidad casi jactándose, afirmándose a sí mismo y a su destreza.
La ‘individualidad’ era extrema, y casi se olvidaba que el Bel canto tenía que tener un delicado equilibrio entre la razón y el sentimiento puro, tenía que transmitir algo a través de la búsqueda de la belleza. La belleza es de hecho tal porque en su interior hay algo útil, no puede ser sólo una mera forma.
El advenimiento del romanticismo nos recordó el clásico ‘contenido’ de la belleza, trayendo consigo ese componente sentimental que Italia tiene, sin embargo, bien dosificado y asimilado al concepto clásico de belleza como portadora del ‘bien’ como enseña el término griego kalòs kài agathòs.
La Italia del Bel canto aceptó el sentimiento sí, pero en un sentido benévolo, puro constructivo y no destructivo, para que la belleza del canto pueda guiar la búsqueda del ‘bien’, despertando a la persona en él, y por lo tanto a la existencia de lo divino. Es una experiencia que de hecho no puede dejar de conmover al corazón en un sentido positivo, piense en la línea melódica de cantar a la Luna de ‘Casta Diva’ de Vicenzo Bellini, como ejemplo, o la música sagrada de los mismos Bellini, Verdi, Rossini, o compositores extranjeros como Schubert en ‘Ave María’.
Rossini fue el primero en pedir a los cantantes que recuperaran ese componente clásico de la ‘belleza’ en el canto y así mantener una participación expresiva y al mismo tiempo humanista-espiritual en su interpretación, un aspecto lírico-emocional de la ‘belleza’ que se acentuará aún más en Bellini. Se tiene que ‘recitar el canto’.
Como en el canto de los artistas de Shen Yun que, manteniendo la dicción en chino, dirigiéndose al Cielo y al espíritu humano con sus palabras, mantienen vivo el Bel canto que una vez se caracterizó por el alma y el corazón y su relación con lo divino; porque lo más importante es expresar el mensaje de esperanza, de ‘bondad’.
Al final, es de hecho la canción la que se vuelve estéticamente bella, porque lleva consigo un mensaje de verdad y bondad. Un mensaje de Amor, como dijo el gran tenor Lauri Volpi, es una manifestación de lo divino.
Artículo en italiano: https://www.epochtimes.it/news/il-belcanto-torna-in-italia-grazie-a-shen-yun/
Traducido por: Lucía Aragón