Aunque los funcionarios de las organizaciones deportivas internacionales siguen expresando su convicción de que la intensificación del intercambio de las amenazas entre EE.UU. y Corea del Norte no obstaculizará la celebración de los XXII Juegos Olímpicos en Corea del Sur, baja demanda turística y caída en el interés por el principal evento deportivo demuestra lo contrario.

Si a principios de año el Comité Olímpico Internacional se mostró preocupado por la escasa venta de entradas en Corea del Sur, ahora ha llegado el momento de que los funcionarios del Comité y espónsores de los JJ.OO. hagan sonar la alarma porque el inicio de la venta de entradas para los extranjeros ha fracasado también: en algunos países ni siquiera organizaron los sorteos de las entradas para los Juegos de PyeongChang porque la demanda fue mucho más baja que la cantidad de entradas asignadas para esto.

La situación es muy triste. Así, por ejemplo, para mantener el interés en los JJ.OO.,   la federación de los bancos coreanos, uno de los espónsores principales de los Juegos, tuvo que comprar las entradas y distribuirlas gratuitamente  entre sus empleados.

Desde luego, el interes en los deportes de invierno no ha desaparecido. Pero no se debe olvidar que existe tal llamado instinto de supervivencia.  Perdonadme, pero cuando la jefa de seguridad del Comité Olímpico de Estados Unidos expresa su confianza en seguridad en Corea del Sur, mientras que el presidente de EE.UU., Donald Trump, amenaza con destruir completamente a Corea del Norte... Por favor, dos asientos en primera fila, para mí y mi hijo...

Mientra tanto, las autoridades de Canadá han decidido alejarse de los problemas de seguridad de sus ciudadanos en los Juegos de PyeongChang. Los aficionados preocupados envian las cartas a periódicos que, a su vez, tratan de obtener algunos comentarios del gobierno. Resulta que los canadienses que quieren visitar los JJ.OO. 2018 lo harán bajo su propio riesgo.