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¿Argentina te acordás? 3ª parte

02/10/2009 07:30 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Breve reseña histórica de los vaivénes económicos de nuestro sufrido país desde 1944 hasta 2001. Para no perder la memoria

DEUDA EXTERNA COMO PATRÓN DE POLÍTICA ECONÓMICA:

En 1989 -gobierno de Carlos Saúl Menem-, la situación económica era de recesión e hiperinflación.

Se implementó una política de cambio fijo, con restricción crediticia, rigurosas medidas fiscales y medidas salariales prudentes. En el mediano y largo plazo se comenzó un amplio programa de reformas estructurales y mayor apertura económica.

Los tres pilares de esta política fueron las leyes de Reforma del Estado, Emergencia Económica y Reforma Fiscal.

En el ‘90: Plan Bonex: se prohíben los depósitos a plazo fijo y su renovación, disponiéndose su pago mediante el canje obligatorio de Bonex serie 1989, así se redujo el circulante.

La ley de Reforma del Estado marcó el comienzo del fin de otro de los pilares del patrón de desarrollo preexistente, al fijar el marco normativo para la privatización de gran número de empresas públicas.

Dentro de las reformas estructurales -a fines del ‘89- un cambio ministerial puso fin a la participación directa del empresariado en el diseño de la política económica.

En el ‘90 se concretaron las primeras privatizaciones importantes, se aceleró la apertura comercial y se suprimió el tratamiento fiscal diferencial que desde hacia décadas brindaba a las empresas nacionales ciertas ventajas sobre las extranjeras. En el área específica de la estabilización de precios el avance fue mínimo.

La política anti-inflacionaria siguió la tradición monetarista más clásica, bajo un régimen de flotación cambiaria. Previamente se había refinanciado forzadamente la deuda del Banco Central por la vía de una conversión de los depósitos a plazo fijo en títulos de deuda externa de largo plazo. No obstante, los precios seguían en ascenso.

La inflación recrudeció y una nueva corrida bancaria forzó otro cambio en el Ministerio de Economía: reapareció en escena nuevamente Domingo Cavallo.

La situación fiscal no era tan desesperada como en los comienzos. La privatización de un buen número de empresas públicas y la conversión de la deuda de corto plazo en obligaciones menos apremiantes, permitían pensar en un horizonte de equilibrio fiscal.

MENEM (Período 1991-2001)

En el año 1991 se sancionó la ley n 23.928 de Convertibilidad que declaró la convertibilidad del austral con el dólar de EE.UU., estableciéndose el valor de paridad. Esto llevaba implícito no emitir para enjugar desequilibrios fiscales. Esta norma elimina el mecanismo indexatorio que permitió el funcionamiento de la economía en épocas inflacionarias.

El Poder Ejecutivo dispuso reemplazar la denominación y expresión numérica del austral y a partir del ‘92 tienen curso legal los billetes y monedas emitidos por el BCRA, que circulan con la denominación de pesos y su símbolo $.

Se admitió en ese entonces, la circulación de moneda extranjera, y así, quien aceptara una obligación en ella la debía cumplir en igual moneda. Este plan resultó exitoso para frenar la inflación.

El ministro Cavallo ocupó la escena política, fue el ideólogo que introdujo la convertibilidad a nuestra economía. Eliminó el signo monetario argentino emitiendo vales contra la entrega de un dólar. Internacionalmente no existe este tipo de transacciones, es como jugar al "Estanciero" (juego de niños donde se compran y venden campos, propiedades e inversiones con dinero ficticio). Al derogarse los regímenes de actualización también se reguló la capitalización periódica de los intereses devengados e impagos.

Así se operó el renacimiento del crédito en el país y el re-ordenamiento de la deuda interna completando el andamiaje imprescindible para la estabilización económica en un marco de aparente seguridad jurídica. La inflación y las tasas de interés descendieron y de marzo a diciembre del ‘91 la producción industrial creció un 30%. La inversión aumentó un 40% respecto del año anterior.

El índice de inflación bajó a un dígito, logrando una marcada recuperación del poder adquisitivo del salario. Por primera vez, luego de 25 años, se llegó en agosto del ‘93 a un aumento en los precios del consumidor.

Del ‘91 al ‘94 hubo un crecimiento económico basado en el crédito al consumo.

A fines del ‘94, la crisis financiera de Méjico -“efecto tequila”-, afectó a toda la región, esto produjo una importante salida de capitales, provocando la caída de los depósitos bancarios, la suspensión de los créditos y la suba de las tasas de interés.

El índice de desempleo entre el ‘94 y el ‘95 llegó al 18, 6 %.

Sin embargo durante el primer semestre del ‘95 se mantuvo la estabilidad. El gobierno reaccionó con una serie de anuncios de austeridad fiscal y de re-ordenamiento financiero y firmó un acuerdo con el FMI.

Los mercados reaccionaron favorablemente, pero el daño estaba hecho, el aumento de la tasa de interés se hizo sentir en el mundo de la producción y se desencadenaron los círculos viciosos y multiplicadores característicos de las recesiones.

El año 1995 cerró con la primera caída de la producción desde la implementación de la convertibilidad. Durante los primeros años de dicha ley, crecieron las importaciones.

Entre 1995 y 1998 la economía volvió a crecer y a crear empleos, ahora con inflación nula, pero el déficit de cuenta corriente reapareció, como un indicador de que la vulnerabilidad externa no estaba definitivamente superada y podía poner un límite al crecimiento.

Tal vez en forma inintencionada, tal vez con buenos propósitos, lo cierto es que la realidad demuestra que no es posible cada vez, empezar de nuevo,

La lógica de la convertibilidad contiene un elemento que da especial cabida al capital extranjero.

Al tratarse de un esquema más vulnerable ante crisis bancarias, impone a los bancos un requisito más exigente de solvencia financiera, que sólo un puñado de instituciones nacionales puede ofrecer. Es natural, en ese contexto, una creciente extranjerización de los bancos.

Dato político: la cómoda reelección de Menem en 1995 coincidió con el punto máximo de la tasa de desempleo (18, 6%); y la derrota de su partido en 1997 con una recuperación económica funcionando a pleno. La inversión de algunos sectores privatizados, bajó los aranceles y permitió el ingreso de exportaciones. Esto generó endeudamiento.

Al no ingresar dinero, no se puede emitir moneda. El ingresó monetario fue a través de préstamos internacionales que ocasionaron 100.000 millones más de deuda. Sólo se emitieron 15.000 millones y el resto se encontraba en el balance de pagos.

La convertibilidad es un régimen de anulación de la moneda para evitar la inflación y sólo crece si ingresan dólares. Los dólares que ingresaban eran producto de las exportaciones, pero con un tipo de cambio muy bajo.

Esto generó recesión en la economía, que desde los primeros años de la convertibilidad estaba surgiendo en forma progresiva.

El crecimiento que generó la convertibilidad fue ficticio. El consumo, que representa el 80% de la economía, al bajar los salarios se reduce, del mismo modo que con el aumento del desempleo.

La década del ‘90 fue un crecimiento basado en el ahorro externo. Se mantenía sin producir lo que se consumía generando mayor endeudamiento. Así la Argentina sufrió un proceso de recesión con estancamiento del producto bruto interno y sin inflación.

AL FIN DEL CUENTO

Durante esos cincuenta y seis años y medio tuvimos en el gobierno veintiún presidentes, cuarenta y cuatro ministros de economía e igual cantidad de presidentes del BCRA.

Se hace evidente que los continuos cambios influyeron de manera negativa en cuanto al crecimiento de la economía. Más allá de la reiterada conducta de las clases dirigentes de desacreditar las gestiones administrativas de gobiernos anteriores, es innegable que las ideologías antepusieron sus preferencias a las necesidades reales del país que les tocaba dirigir.

Tal vez en forma inintencionada, tal vez con buenos propósitos, lo cierto es que la realidad demuestra que no es posible cada vez, empezar de nuevo, como si la historia precedente fuera etapa concluida, descartando medidas que de haberse mantenido podrían haber resuelto o cuando menos morigerado el resultado negativo que aún padecemos.

La proliferación de economistas (que no son de nuestro exclusivo patrimonio, otros habitantes de este mundo también los padecen) que lucen como supernumerarios aferrados a doctrinas que priorizan los movimientos contables y financieros, los ingresos, los egresos, ....que las cuentas cierren....olvidando que detrás de cada número hay un ser humano, han hecho que los hombres estén al servicio de los sistemas, cuando en realidad debería ser a la inversa.

Durante ese largo período no tuvimos una política estable en materia de tipo cambio. Subvaluada o sobre valuada nuestra moneda, nunca logró que la paridad cambiaria no perjudicara el comercio exterior en detrimento de las exportaciones. Largas etapas en las que las importaciones superaron a las exportaciones acentuaron las crisis padecidas. Aunadas a erróneos proyectos de productividad, empleo e infraestructura.

La participación argentina en el comercio exterior es casi nula, la relación entre exportación y PBI no llega al 6%, reflejo de una economía cerrada.

El aumento de población y la reducción del PBI influye en forma directa en lo reducido del porcentaje que le corresponde a cada habitante.

Por otra parte, los procesos inflacionarios a los que fue sometida la población SIEMPRE tienen mayor incidencia en los sectores de menores recursos, cuya capacidad de ahorro es inexistente. Es más, apenas alcanza para la supervivencia.

El objetivo de los gobernantes, cumpliendo con expresas instrucciones de los organismos internacionales acreedores de nuestra cuantiosa deuda externa ha sido reducir el gasto público, cuyo costo social se ve reflejado en los ámbitos de educación y salud, afectando sin tapujos a los sectores más bajos de la población.

La inequidad en la distribución de los ingresos, aunados a la corrupción imperante, la falta de programas de acción social serios y comprometidos queda demostrada con la cantidad de habitantes con necesidades básicas insatisfechas, ubicados bajo la línea de pobreza y con un índice de desempleo más que importante.

La pertinaz obstinación de los políticos de 'mirar para afuera', repitiendo una y otra vez programas de ortodoxia económica, que más de una vez resultaron recetas ineficaces, no logra entenderse desde el hombre común.

Internacionalmente no existe este tipo de transacciones, es como jugar al "Estanciero"..El crecimiento que generó la convertibilidad fue ficticio

Han pasado ocho años desde que se realizó este estudio sobre nuestra historia económica desde 1944 hasta 2001, no creo ser temeraria diciendo que creo, aún no ha pasado lo peor.


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