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30 años de desmovilización del EPL en Colombia

25/02/2021 21:25 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

2.200 hombres y mujeres hicieron dejación de armas el 1 de marzo de 1991 para poder participar en la Asamble Nacional Constituyente

EPL: 30 AÑOS CONSTRUYENDO PAZ

El primero de marzo de 2021 se cumple el 30 aniversario del Acuerdo de Paz entre el Gobierno Nacional y el Ejército Popular de Liberación (EPL). Ésta guerrilla fue creada y orientada por el entonces Partido Comunista Marxista Leninista (PCC ML). Entre 1990 y 1991, después de once meses de negociación y con base en la Convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente, se consolidó este acuerdo de paz.

Los 18 frentes guerrilleros del EPL se concentraron en 9 zonas Campamentos de Paz ubicadas en distintas regiones en la fase de negociación de la paz. La mesa de conversaciones y sus comisiones fueron rotando su trabajo en varias de ellas. Al lograrse el acuerdo de paz se procedió a las ceremonias de dejación de armas en Bolívar, Córdoba, región de Urabá, Occidente de Antioquia, Eje Cafetero-Putumayo y Catatumbo, ante delegaciones de la misma Constituyente, la veeduría de la Internacional Socialista y la tutoría moral de la Iglesia Católica. Al momento 2.200 combatientes y 6.400 dirigentes y militantes clandestinos, pasamos de la guerra a la vida civil.

Las nuevas generaciones requieren conocer la memoria histórica del conflicto colombiano de las décadas recientes y los compromisos conseguidos hacia la paz. El país estuvo desgarrado por la violencia política entre gobiernos conservadores autoritarios y un alzamiento guerrillero campesino liberal y en parte comunista durante varias décadas, a mediados del siglo XX. Éste conflicto se cerró con el Frente Nacional, pero pervivieron la exclusión política y social, la ausencia de garantías y la violencia institucional. Gran parte del campesinado había sido desplazado y despojado de sus tierras. En estas condiciones, algunos sectores de la izquierda y los sociales resistieron en medio del Estado de Sitio casi permanente y una fuerte represión, pero también surgieron guerrilla contra el régimen existente. Desde allí afloró el conflicto armado interno, desde los años 60 y con algunas de sus expresiones aún vigentes.

En lo internacional se vivía la “guerra fría” capitalismo-socialismo, que dio lugar a alta tensión mundial y guerras localizadas. En los mismos años 60 surgieron fuertes movimientos estudiantiles, contra la segregación de pueblos negros, feministas, libertarios y en demanda de la paz. Esta conmoción ante todo juvenil se tradujo en Latinoamérica y el Caribe en movimientos contra la intervención norteamericana, contra las dictaduras que había en muchos países de la región y en demanda de derechos y garantías. Con ellos cobraron fuerza movimientos sociales, políticos y armados contestatarios, parte de ellos proclamando el socialismo y simpatía con la revolución cubana y con las luchas de liberación nacional ante el colonialismo en auge en distintos continentes.

El PCC ML en los 60 y 70 incidió en los dinámicos movimientos estudiantiles en defensa de la educación pública, campesinos en demanda de acceso a la tierra y sindicales con reivindicaciones laborales. La agitación revolucionaria y la promoción de la lucha armada, también significó aspectos de militarización y riesgo para los movimientos sociales. En los años 80 se intensificó la guerra interna y el EPL se desplegó de Córdoba y Antioquia con nuevos frentes en otros departamentos. Pero a la vez, dimos un giro hacia la política. Ante la política de paz y la propuesta de diálogo del gobierno Betancur, al igual que las FARC y de manera conjunta con el M19, en 1984 pactamos treguas y promovimos iniciativas para la paz. Entonces el país conoció a nuestro vocero nacional Oscar William Calvo y a nuestro comandante general Ernesto Rojas, quienes propusieron que se convocara mediante plebiscito o referendo una Asamblea Nacional Constituyente, la cual podía adoptar las reformas políticas y sociales democráticas que permitieran cerrar la guerra y brindar garantías para que las guerrillas insurgentes pasaran a ser vertientes políticas con garantías.

Sin embargo, en tal momento no fue posible la paz, hubo oposición a las reformas para ella e incidentes militares, de forma que Oscar William Calvo fue asesinado por el Ejército en 1985 estando en gestiones de paz y Ernesto Rojas (Jairo de Jesús Calvo) fue capturado, torturado y asesinado por la Policía en 1987. De la campaña que emprendimos por la convocatoria de la Constituyente surgió la agrupación política Frente Popular, la cual por su relación con éste proceso de paz sufrió ataques sistemáticos contra sus integrantes, la gran mayoría dirigentes sociales, de forma que más de 200 de sus militantes y simpatizantes fueron asesinados por el paramilitarismo en los últimos años 80.

Las nuevas generaciones requieren conocer la memoria histórica del conflicto colombiano de las décadas recientes y los compromisos conseguidos hacia la paz

En medio de la intensificación de la guerra, la violencia política y el terrorismo de sectores de la mafia, en 1990 por diversos factores se produjo la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente. De tales factores sobresalieron el movimiento estudiantil Séptima Papeleta. El fallo de la Corte Suprema de Justicia a favor de la Constituyente. Y las negociaciones de paz con el M19, el EPL, el PRT y el MAQL, que demandaron su convocatoria. El acuerdo de paz con el EPL tuvo 11 capítulos que destacaron las siguientes medidas: Participación del EPL en la Constituyente; garantías para la actuación política; amnistía e indulto; inversión en planes regionales de beneficio comunitario; compromisos en derechos humanos que incluyeron la Comisión de Superación de la Violencia y su informe; esquemas de seguridad; y programas de reinserción a la vida civil. Con las armas fundidas del EPL se construyó un monumento a la paz, la vida y las víctimas instalado en Medellín, obra del maestro Augusto Rivera.

De manera general el acuerdo se cumplió, pero tuvo deficiencias en seguridad en los territorios, falencias en varios puntos y no se cumplió un programa de atención a las víctimas. Las personas exmilitantes y excombatientes acogidas a la paz hemos nutrido vertientes políticas democráticas y progresistas; movimientos sociales, de derechos humanos, étnicos, redes de mujeres y múltiples iniciativas de movilización por la paz. Hemos participado en corporaciones públicas de distinto nivel, en gobiernos locales y seccionales en varios casos; en instituciones estatales y en la acción ciudadana y comunitaria, orientadas a la construcción de la paz. Son numerosos los logros nacionales y regionales con legados y dinámicas hasta el presente. Sin embargo, fuimos agredidos en la paz, de forma masiva en la región de Urabá por las FARC y una disidencia armada minoritaria del EPL que señalaron los acuerdos de paz del 90 como traición a la revolución. Por los paramilitares y en algunos casos por la Fuerza Pública y organismos del Estado. De forma que más de 300 excombatientes y líderes sociales de Esperanza Paz y Libertad fueron asesinadas en los años 90. En otras regiones también se nos causaron victimizaciones por distintos actores que ocasionaron homicidios, desapariciones, desplazamientos y refugios y asilos en el exterior.

Hoy podemos decirle al país y a la comunidad internacional: hemos cumplido con el compromiso de paz. Valió la pena éste y los demás acuerdos de paz. La Constitución Política de 1991, sorteando intentos de contrarreforma y la inaplicación de parte de su contenido, constituye la piedra angular de la recuperación democrática y la construcción de la paz. Se suma a los legados de la paz ahora el Acuerdo Final de Paz con las FARC cuyas medidas, como lo exige la supervisión de la ONU, deben ser aplicadas por el gobierno y el Estado de manera integral y se deben brindar las garantías pactadas. Puesto que aún en Colombia nos debatimos en el dilema entre la guerra y la paz, la primera no tiene futuro e implica la dramática prolongación de economías ilegales, herencias del paramilitarismo y el actual asesinato sistemático de liderazgos sociales y excombatientes acogidos a la paz. La paz tiene futuro y le exige al Gobierno y al ELN retomar el proceso de paz y conseguir el acuerdo de paz faltante.

Cuando la negociación de paz en el Campamento del EPL en Urabá apareció un inmenso mural con este lema: “Porque nos invaden más los sueños que los recuerdos”. Hoy seguimos soñando que un país y un mundo distinto y mejor son posibles. Seguimos actuando y soñando por nuevos paradigmas de soberanía, democracia, equidad social, derechos humanos, garantías efectivas que partan del respeto a la vida. Hacemos propios los nuevos paradigmas que han irrumpido en demanda del reconocimiento de la diversidad, el enfoque de género, los derechos de las mujeres y de la población LGTBI, los derechos de los pueblos y comunidades étnicas y la demanda imperiosa de preservar el ambiente y luchar contra el cambio climático.

Desde nuestra propia diversidad de experiencias, circunstancias, regiones y dinámicas ciudadanas, sociales, políticas e institucionales vividas, reafirmamos el compromiso con un legado común que le tributa a la construcción de la paz en Colombia. Lo cual implica compromiso con el proceso de paz en curso, con los proyectos de transformación progresista y con las demandas de rescate de la verdad histórica de lo sucedido en el conflicto, la recuperación de la justicia ante la impunidad, la reparación integral de las víctimas y las garantías para que la guerra, la violencia y las graves violaciones a los derechos humanos y el derecho humanitario no se repitan.

Exmilitantes y excombatientes del EPL. Desde distintas ciudades y municipios de Colombia y desde el exilio en varios países. 1 de marzo de 2021.


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Autor:
Jaime Fajardo Landaeta (23 noticias)
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