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El vallenato, una expresión caribeña de las costa y los llanos neogranadinos
Fuente Literaria/ Vallenatos N° 05
Es el fuego lento que adormece mi corazón hasta el beso que se posó en tus labios,
En aquella plantación perfumada por el huracán de humo del galopar
De caballos y toros.
Es el canto de los gallos, es el amor de los hombres en cada amanecer
Es el mastranto y el cacarear de las gallinas ante la danza del fuego en el horno
De barro de la abuela.Es el espacio en vilo en que te tome, ante aquella cabellera
Frente al espejo.
Coro
Es el amor de mirar lo que se ama y es mirar los dos en una sola dirección, donde la piel
Se eriza ante la mano izquierda, es la piel en donde hace nido el amor, es la danza
Ante el vértice último de tu adiós. (BIS).
Es tu pelo, quien me hizo temblar ante el espejo, una semana escuchando tu voz
De nuevo al Sur.
Es tu pelo que empieza a temblar las abejas y el tiempo de conciliar los sueños y la alegría.
Eres una misma mujer.
Es la danza ante lo ausente. Es el vertiginoso espejo que descubre mis sueños y es la sombra entre un espacio y otro.
Coro
Es el amor de mirar lo que se ama y es mirar los dos en una sola dirección, donde la piel
Se eriza ante la mano izquierda, es la piel en donde hace nido el amor, es la danza
Ante el vértice último de tu adiós. (BIS).
Fui al exilio de tu corazón y hasta el paseo se acabara y te llevé de la mano, de nuevo al Sur.
Son las garras de tus senos que terciaron mi bandada de palabras posándome ante el toro
Y la alambrada en las cuadras de los Pineda Vera.
Colmándote, te he esperado para besarte, desde aquella colina donde te busque
Para casarme contigo.
Me llevabas al terminal y me recojas en el otro terminal muy de mañana, es los alambres
De una página. Es el sueño y el lento rugido de los acures y, yo sin comida que darles.
Es el recorrer la ciudad y un ajuste preciso a la distancia, es el conocerte entera
Y conocerte.
Coro
Es el amor de mirar lo que se ama y es mirar los dos en una sola dirección, donde la piel
Se eriza ante la mano izquierda, es la piel en donde hace nido el amor, es la danza
Ante el vértice último de tu adiós. (BIS).
Busque el agua entre tus manos, y sí acaso, alguna vez sonreíste, es la hora de empalagar
Es el cerco de tu piel y es gemir ante tus látigos en las arenas del sueño, somos
Un puñado de sal.
Las aves vuelan y los caballos galopan y te dije, ya es de noche y seremos ceniza y el corazón canta entre los cuernos de la noche y cantamos hasta el atardecer y, es muy tarde
Y tu olor de perfume es una carta puesta en la boca del comedor que enhebran sus agujas que son tus letras llenas de amor y mi almohada es el silencio de una distancia.
Emiro Enrique Vera Suárez 27/ 09/ 2020. Valencia
Fuente Literaria/ N° 04
Rubia y su correr entre pastizales y el potrero
En plena vendimia, nos fuimos al río Chama, junto a las hojas de plátano.
Es la lluvia torrencial en la piel, quedará en Santa Bárbara, Los Andes y El Vigía
Palpitando, aquellos recuerdos de la niñez con el fruto en tu mano y la mía.
Fija tu mirada en el coco y bañarte con el, tras los campanarios para ver las golondrinas
Brotar en alto vuelo al jardín de tus ojos.
Rubia, nuestra niñez se cubrió entre pastizales donde se retuvieron mis manos y sangre
Porque somos familia y aquel abrazo junto a Diomedes Diaz socavaron mi regreso a
San Juan de Colón a estudiar y Diaz regreso a La Goajira con sus cantos y composiciones.
Es un sueño largo e infiel, porque prima, te perdí desde muy joven y me acuerdo
Que mi tío te encerraba en una gran jaula de los monos en cada correría al Chama,
Sin su permiso
Es tu mirada la que miente, en cada beso y acostado en tu sala, extiende mi regreso
Tú lo sabes,
No te he mentido.
Bebo la copa de un viejo cocuy barquisimetano que enciende mi placer cada alborada
Cuando el vuelo aterrador de palomas y golondrinas revoletean en el techo de un rancho
Que me abriga.
Es mi lengua dormida, quien te llama cada amanecer. Es tu beso, tu risa.
El aroma demencia de las guayabas maduras parecen tu perfume en cada atardecer.
La mujer, como figura central
Jugamos en el lecho del rio y desayunamos con los bagres sacados con un anzuelo
Es el equilibrio de las aguas calmas que miran al corazón y ven el recuerdo
El campo y tus ojos extenderse entre las golondrinas y el campanario, es la brisa
De occidente, del lago, es el olor a mastranto. (BIS).
Callamos en la obscuridad entre las vertientes del agua llena de piedras y lambe piedras.
Son soledades sitiadas por la luna y el vuelo del murciélago. En amores perdurables
Es el escozor del estómago hacia el abismo pasando el puente para ir a Caño Zancudo.
Un puente largo como la vida, es una urbe en bancarrota comiendo del plátano.
Y cuando va al centro, le echan carburo para matarnos en vida, es el existir. Nada es natural
Es un terrón de espías en nuestras vidas. Escapemos en linos de emergencia.
Es tu mirada la que miente, en cada beso y acostado en tu sala, extiende mi regreso
Tú lo sabes,
No te he mentido.
Bebo la copa de un viejo cocuy barquisimetano que enciende mi placer cada alborada
Cuando el vuelo aterrador de palomas y golondrinas revoletean en el techo de un rancho
Que me abriga.
Es mi lengua dormida, quien te llama cada amanecer. Es tu beso, tu risa.
Emiro Enrique Vera Suárez 18/09/2020. Valencia. Venezuela
Fuente Literaria/ Vallenato N°02
El viento y la memoria, en el cují del cuervo.
Agua del deseo, me venciste. Sobre tu piel, el beso oculto del río
Es la advertencia de la espuma en un sueño largo y fiel. Es la piragua
Junto a la bahía. Es el amor que no socava en el regreso por tus venas.
Venas del camino y del tornado necesario en un estallido del campo
Entre maíz, leche y aguacates. Es la vida en cada beso. Es la soledad
En mi pecho y el canto del Chama en la abertura de sus venas.
Apuro el paso entre las sombras en el lomo del caballo cada noche
Despertando ante el resplandor de la luna y la ceguera de un beso lejano
Es la sombra y la mano del pobre, haciendo arepas de maíz, calladamente
Entre el maizal y los cuervos dormidos en los ramales del cuji. (BIS)
Las raíces del cuji marcan el follaje de nuestro camino, es el rostro que cae
Ante el pétalo que traes en tus manos. Es el lienzo de la ribera, sueño
Nuestra vida en ti. El río es nuestro lienzo y el espejo donde vivimos, cada mañana
Es el tenso plumaje del arpa en la Goajira. Es la confusión de la costa, es el Chama
Heredamos este valle, Caño Zancudo. Donde las hormigas negras chispean
Junto a las ranas sentadas con su crujir y los renuecos. Un solo canto
Apuro el paso entre las sombras en el lomo del caballo cada noche
Despertando ante el resplandor de la luna y la ceguera de un beso lejano
Es la sombra y la mano del pobre, haciendo arepas de maíz, calladamente
Entre el maizal y los cuervos dormidos en los ramales del cuji. (BIS)
Busco un destierro, álzame con tu aroma de niña, es la absoluta presencia
Es la luz del aire, es la frescura sucesiva, es el lucero que cae en la noche.
Es el constante alimento que nos abren las nubes, es la copa del mundo
Derramada en nuestros cuerpos ante la heredad del hombre. Descúbreme
Los ojos, es tu aroma, es tu presencia.
Tovar o Mérida, es la música que se niega a dejarme, es la prosa escrita para ti.
Es la canción vallenata que de mis entrañas sale, para irme triste por el camino
Canta tus aires fielmente y es el amor fundido en el alma. Caminos arriba o abajo.
Es la calle que no aprendí a cruzar, nunca tomé pastillas para amar tu corazón.
Solo abrí la ventana de la casa, aún te quedas, es la despedida.
Apuro el paso entre las sombras en el lomo del caballo cada noche
Despertando ante el resplandor de la luna y la ceguera de un beso lejano
Es la sombra y la mano del pobre, haciendo arepas de maíz, calladamente
Entre el maizal y los cuervos dormidos en los ramales del cuji. (BIS)
Jamás mentí. Tú, así lo dijiste. Solo calle, no aprendiste. Cada amor tiene su aire
Encontré su eco en El Alto, comprando acemitas para tu amor.
Ya no encuentro el camino, ni tu amor. Es la primavera en tus ojos, es la melodía
Que llega del corazón
Emiro Enrique Vera Suárez 17/09/2020. Valencia. 10.15 pm.
El canto, para olvidar las penas