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Me aniego en cenizas al mirarte ante la colina que ven mis ojos

23/10/2020 07:11 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

El vallenato, una expresión caribeña de las costa y los llanos neogranadinos

Fuente Literaria/ Vallenatos N° 05

 

Es el fuego lento que adormece mi corazón hasta el beso que se posó en tus labios,

En aquella plantación perfumada por el huracán de humo del galopar

De caballos y toros.

 

Es el canto de los gallos, es el amor de los hombres en cada amanecer

Es el mastranto y el cacarear de las gallinas ante la danza del fuego en el horno

De barro de la abuela.Es el espacio en vilo en que te tome, ante aquella cabellera

Frente al espejo.

 

Coro

Es el amor de mirar lo que se ama y es mirar los dos en una sola dirección, donde la piel

Se eriza ante la mano izquierda, es la piel en donde hace nido el amor, es la danza

Ante el vértice último de tu adiós. (BIS).

 

Es tu pelo, quien me hizo temblar ante el espejo, una semana escuchando tu voz

De nuevo al Sur.

Es tu pelo que empieza a temblar las abejas y el tiempo de conciliar los sueños y la alegría.

Eres una misma mujer.

Es la danza ante lo ausente. Es el vertiginoso espejo que descubre mis sueños y es la sombra entre un espacio y otro.

 

Coro

Es el amor de mirar lo que se ama y es mirar los dos en una sola dirección, donde la piel

Se eriza ante la mano izquierda, es la piel en donde hace nido el amor, es la danza

Ante el vértice último de tu adiós. (BIS).

 

Fui al exilio de tu corazón y hasta el paseo se acabara y te llevé de la mano, de nuevo al Sur.

Son las garras de tus senos que terciaron mi bandada de palabras posándome ante el toro

Y la alambrada en las cuadras de los Pineda Vera.

Colmándote, te he esperado para besarte, desde aquella colina donde te busque

Para casarme contigo.

 

Me llevabas al terminal y me recojas en el otro terminal muy de mañana, es los alambres

De una página. Es el sueño y el lento rugido de los acures y, yo sin comida que darles.

Es el recorrer la ciudad y un ajuste preciso a la distancia, es el conocerte entera

Y conocerte.

 

Coro

Es el amor de mirar lo que se ama y es mirar los dos en una sola dirección, donde la piel

Se eriza ante la mano izquierda, es la piel en donde hace nido el amor, es la danza

Ante el vértice último de tu adiós. (BIS).

 

Busque el agua entre tus manos, y sí acaso, alguna vez sonreíste, es la hora de empalagar

Es el cerco de tu piel y es gemir ante tus látigos en las arenas del sueño, somos

Un puñado de sal.

 

Las aves vuelan y los caballos galopan y te dije, ya es de noche y seremos ceniza y el corazón canta entre los cuernos de la noche y cantamos hasta el atardecer y, es muy tarde

Y tu olor de perfume es una carta puesta en la boca del comedor que enhebran sus agujas que son tus letras llenas de amor y mi almohada es el silencio de una distancia.

 

Emiro Enrique Vera Suárez 27/ 09/ 2020. Valencia

 

 

Fuente Literaria/ N° 04

Rubia y su correr entre pastizales y el potrero

En plena vendimia, nos fuimos al río Chama, junto a las hojas de plátano.

Es la lluvia torrencial en la piel, quedará en Santa Bárbara, Los Andes y El Vigía

Palpitando, aquellos recuerdos de la niñez con el fruto en tu mano y la mía.

Fija tu mirada en el coco y bañarte con el, tras los campanarios para ver las golondrinas

Brotar en alto vuelo al jardín de tus ojos.

 

Rubia, nuestra niñez se cubrió entre pastizales donde se retuvieron mis manos y sangre

Porque somos familia y aquel abrazo junto a Diomedes Diaz socavaron mi regreso a

San Juan de Colón a estudiar y Diaz regreso a La Goajira con sus cantos y composiciones.

Es un sueño largo e infiel, porque prima, te perdí desde muy joven y me acuerdo

Que mi tío te encerraba en una gran jaula de los monos en cada correría al Chama,

Sin su permiso

Es tu mirada la que miente, en cada beso y acostado en tu sala, extiende mi regreso

Tú lo sabes,

No te he mentido.

Bebo la copa de un viejo cocuy barquisimetano que enciende mi placer cada alborada

Cuando el vuelo aterrador de palomas y golondrinas revoletean en el techo de un rancho

Que me abriga.

Es mi lengua dormida, quien te llama cada amanecer. Es tu beso, tu risa.

 

El aroma demencia de las guayabas maduras parecen tu perfume en cada atardecer.

La mujer, como figura central

Jugamos en el lecho del rio y desayunamos con los bagres sacados con un anzuelo

Es el equilibrio de las aguas calmas que miran al corazón y ven el recuerdo

El campo y tus ojos extenderse entre las golondrinas y el campanario, es la brisa

De occidente, del lago, es el olor a mastranto. (BIS).

Callamos en la obscuridad entre las vertientes del agua llena de piedras y lambe piedras.

Son soledades sitiadas por la luna y el vuelo del murciélago. En amores perdurables

Es el escozor del estómago hacia el abismo pasando el puente para ir a Caño Zancudo.

Un puente largo como la vida, es una urbe en bancarrota comiendo del plátano.

Y cuando va al centro, le echan carburo para matarnos en vida, es el existir. Nada es natural

Es un terrón de espías en nuestras vidas. Escapemos en linos de emergencia.

 

Es tu mirada la que miente, en cada beso y acostado en tu sala, extiende mi regreso

Tú lo sabes,

No te he mentido.

Bebo la copa de un viejo cocuy barquisimetano que enciende mi placer cada alborada

Cuando el vuelo aterrador de palomas y golondrinas revoletean en el techo de un rancho

Que me abriga.

Es mi lengua dormida, quien te llama cada amanecer. Es tu beso, tu risa.

 

 

Emiro Enrique Vera Suárez 18/09/2020.  Valencia. Venezuela

 

Fuente Literaria/ Vallenato N°02

El viento y la memoria, en el cují del cuervo.

Agua del deseo, me venciste. Sobre tu piel, el beso oculto del río

Es la advertencia de la espuma en un sueño largo y fiel. Es la piragua

Junto a la bahía. Es el amor que no socava en el regreso por tus venas.

 

Venas del camino y del tornado necesario en un estallido del campo

Entre maíz, leche y aguacates.  Es la vida en cada beso. Es la soledad

En mi pecho y el canto del Chama en la abertura de sus venas.

 

Apuro el paso entre las sombras en el lomo del caballo cada noche

Despertando ante el resplandor de la luna y la ceguera de un beso lejano

Es la sombra y la mano del pobre, haciendo arepas de maíz, calladamente

Entre el maizal y los cuervos dormidos en los ramales del cuji. (BIS)

 

Las raíces del cuji marcan el follaje de nuestro camino, es el rostro que cae

Ante el pétalo que traes en tus manos. Es el lienzo de la ribera, sueño

Nuestra vida en ti. El río es nuestro lienzo y el espejo donde vivimos, cada mañana

Es el tenso plumaje del arpa en la Goajira. Es la confusión de la costa, es el Chama

 

Heredamos este valle, Caño Zancudo. Donde las hormigas negras chispean

Junto a las ranas sentadas con su crujir y los renuecos. Un solo canto

 

Apuro el paso entre las sombras en el lomo del caballo cada noche

Despertando ante el resplandor de la luna y la ceguera de un beso lejano

Es la sombra y la mano del pobre, haciendo arepas de maíz, calladamente

Entre el maizal y los cuervos dormidos en los ramales del cuji. (BIS)

Busco un destierro, álzame con tu aroma de niña, es la absoluta presencia

Es la luz del aire, es la frescura sucesiva, es el lucero que cae en la noche.

Es el constante alimento que nos abren las nubes, es la copa del mundo

Derramada en nuestros cuerpos ante la heredad del hombre. Descúbreme

Los ojos, es tu aroma, es tu presencia.

 

Tovar o Mérida, es la música que se niega a dejarme, es la prosa escrita para ti.

Es la canción vallenata que de mis entrañas sale, para irme triste por el camino

Canta tus aires fielmente y es el amor fundido en el alma. Caminos arriba o abajo.

Es la calle que no aprendí a cruzar, nunca tomé pastillas para amar tu corazón.

Solo abrí la ventana de la casa, aún te quedas, es la despedida.

 

Apuro el paso entre las sombras en el lomo del caballo cada noche

Despertando ante el resplandor de la luna y la ceguera de un beso lejano

Es la sombra y la mano del pobre, haciendo arepas de maíz, calladamente

Entre el maizal y los cuervos dormidos en los ramales del cuji. (BIS)

 

Jamás mentí. Tú, así lo dijiste. Solo calle, no aprendiste. Cada amor tiene su aire

Encontré su eco en El Alto, comprando acemitas para tu amor.

Ya no encuentro el camino, ni tu amor. Es la primavera en tus ojos, es la melodía

Que llega del corazón

 

Emiro Enrique Vera Suárez 17/09/2020. Valencia.  10.15 pm.

El canto, para olvidar las penas

 

 

 

 

 

 

 


Sobre esta noticia

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Emiro Vera Suárez (2295 noticias)
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Reportaje
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