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En estos días se esperan brotes de dengue y malaria en Haití.Falta de agua potable.Apareció diarrea entre otras afecciones.Letrinas y recolección de basura
AMENAZA DE DENGUE Y MALARIA EN HAITÍ
En estos días se esperan brotes de dengue y malaria en Haití. Ahora las epidemias se constituyen en otra amenaza, aún cuando ya no haya más heridos en riesgo de muerte, ni cadáveres pudriéndose en las calles.
"Hay que insistir en la prevención, con higiene y con la desconcentración de la gente que vive desde hace días hacinada" en los campos de refugiados, dijo
Gabriel Ive, director nacional de emergencias sanitarias y jefe del equipo médico de Cascos Blancos de la Argentina .
Falta de agua potable
La aglomeración en campamentos sin higiene, los desperdicios al aire libre que demoran días sin ser recolectados y la escasez de agua potable, que apenas alcanza para beber y cocinar algo, son los enemigos en común que advierten los especialistas.
"En la medida en que la situación sanitaria no mejore, el riesgo de epidemias crece cada día. Se debe trasladar con urgencia a los refugiados y dar mejores condiciones a los enfermos", señaló el japonés Satoru Ida, de Médicos Sin Fronteras, a cargo del hospital Trinité, convertido en un campamento médico tras el terremoto. Allí la "sala de operaciones" es un container, y decenas de heridos son atendidos en la calle. Casi no hay camas para los pacientes. Tampoco llegan los alimentos de la ayuda internacional.
Apareció diarrea entre otras afecciones
Aunque no son brotes explosivos, ya se detectó la aparición de diarrea, por las limitaciones del acceso a agua en buenas condiciones; de infecciones respiratorias, en particular entre los niños; problemas dermatológicos; tétanos, y casos de meningitis, según la delegada de salud de la Cruz Roja en Haití, Beatriz Karottki.
Letrinas y recolección de basura
El gobierno haitiano ya empezó a aplicar medidas provisorias para mejorar las condiciones sanitarias, como la instalación de letrinas y la recolección de basura en parques y plazas, pero su prioridad es avanzar con el plan de reubicación fuera de Puerto Príncipe de más de 400.000 personas que perdieron sus casas y viven a la intemperie.
Otra de las preocupaciones de los especialistas es el inicio de la remoción de los cientos de toneladas de escombros que cubren la ciudad. Los cadáveres no enterrados podrían aumentar los riesgos de epidemias, que amenazan con prolongar la pesadilla.