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Durante el primer semestre de 2014, América Latina recibió 4 millones de toneladas de acero laminado desde China por la suma de US$ 2.706 millones, lo que equivale a un precio promedio de US$ 672 por tonelada
Durante el primer semestre de 2014, América Latina recibió 4 millones de toneladas de acero laminado desde China por la suma de US$ 2.706 millones, lo que equivale a un precio promedio de US$ 672 por tonelada. En el mismo período, China envió al resto del mundo (excluyendo América Latina) 32, 9 millones de toneladas, por la suma de US$ 24.342 millones, que arroja un precio promedio de US$ 741 por tonelada, según la información de comercio exterior de la Aduana de China.
Consecuentemente, América Latina recibió acero laminado desde China a un precio promedio un 9% menor que el resto del mundo. Este fenómeno se registra para todos los países de América Latina con excepción de Argentina, Cuba y Venezuela que (aunque con volúmenes de importación reducidos) han recibido productos a precios marcadamente superiores al resto de la región y del mundo.
Esta relación de precios promedio a la baja, combinada con la llegada de volúmenes crecientes de acero, resulta en una situación muy delicada y grave para la industria siderúrgica de América Latina, ya que esto significa que la producción doméstica está siendo desplazada por un comercio desleal, dada la estructura de subsidios y apoyo que reciben las empresas siderúrgicas chinas, que en su mayoría son Empresas del Estado.
Este fenómeno de precios en baja y volúmenes en alza no es reciente. Las exportaciones chinas hacia América Latina crecieron un 127% en toneladas
Permitir la continuidad de esta situación llevará al cierre de empresas, la pérdida de empleos y afectará la cadena de valor del acero. La actual situación hace necesaria e impostergable la intervención de los gobiernos de la región.
Este fenómeno de precios en baja y volúmenes en alza no es reciente. Las exportaciones chinas hacia América Latina crecieron un 127% en toneladas, mientras que al resto del mundo se incrementaron en un 56%. Paralelamente, mientras que el precio promedio por tonelada para el resto del mundo registró una caída de 6%, en el caso de América Latina la misma ya acumula una disminución del 11%, mostrando una tendencia siempre decreciente.