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Admiración por Helena de Troya

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25/05/2023 23:59 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Admiración Helena Troya

En una noche mágica, en la antigua ciudad de Troya, la luna roja iluminaba el cielo y su resplandor se reflejaba en el mar Egeo. Helena, la mujer más hermosa y deseada de todo el mundo helénico, paseaba por los jardines del palacio real, cautivando a todos los que la contemplaban.

Helena, con su cabello dorado como el sol y sus ojos azules como el cielo, despertaba admiración y pasiones desenfrenadas en cada rincón de la ciudad. Su belleza era legendaria y su encanto irresistible. Los hombres luchaban por su amor y los dioses mismos quedaban embelesados ante su presencia.

Entre aquellos que suspiraban por ella se encontraba Paris, un príncipe troyano de corazón apasionado y valiente. Paris había visto a Helena en sueños antes de conocerla, y en su visión había sabido que ella era su destino. Desde el momento en que la vio por primera vez, supo que no podría vivir sin ella.

Paris sabía que Helena era la esposa de Menelao, rey de Esparta, pero el amor que sentía por ella superaba cualquier obstáculo. Siguiendo el llamado de su corazón, Paris decidió luchar por el amor de Helena, sin importar las consecuencias.

Con la ayuda de Afrodita, la diosa del amor, Paris ideó un plan audaz. Invitó a Menelao y a Helena a visitar Troya, con la excusa de establecer la paz entre ambas ciudades. Pero en realidad, Paris esperaba tener la oportunidad de conquistar el corazón de Helena.

Cuando Helena llegó a Troya, quedó maravillada por la majestuosidad de la ciudad y la calidez de su gente. Sin embargo, el encuentro con Paris fue lo que más la impactó. Desde el primer momento en que sus miradas se cruzaron, supo que su destino estaba ligado al suyo.

A medida que pasaban los días, Paris y Helena se encontraban en secreto, compartiendo sus sueños y esperanzas, y jurándose amor eterno. La pasión que los unía era tan intensa que parecía desafiar a los mismos dioses.

Pero el destino no siempre es benevolente, y el romance prohibido entre Paris y Helena no pudo mantenerse en secreto por mucho tiempo. La noticia de su amor llegó a oídos de Menelao, quien se sintió traicionado y enfurecido.

La guerra se desató entre los troyanos y los aqueos, liderados por Menelao y su hermano Agamenón. El conflicto, conocido como la Guerra de Troya, se extendió durante años, cobrando numerosas vidas y destruyendo la hermosa ciudad de Troya.

A pesar de los horrores de la guerra, Paris y Helena permanecieron juntos, aferrándose a su amor en medio del caos. Fueron testigos de la destrucción de su ciudad natal y vivieron en el exilio, pero siempre encontraron consuelo y fuerza en el amor que compartían.

Al final, cuando la guerra llegó a su fin, Paris murió en combate.

Aunque Helena regresó a Esparta con Menelao, su corazón seguía perteneciendo a Paris. La vida al lado de Menelao se volvió una cárcel para su espíritu libre y apasionado. A pesar de los lujos y la comodidad que la rodeaban, Helena se sentía prisionera de un matrimonio que carecía del amor y la conexión que había encontrado con Paris.

La memoria de Paris y los momentos compartidos en Troya la consumían día y noche. Anhelaba la pasión y la felicidad que solo Paris le había brindado. Cada noche, miraba al cielo y buscaba la constelación de Orión, que representaba a su amado, esperando encontrar algún consuelo en su brillo.

En medio de su tristeza, Helena encontró en el dolor una fuente de fuerza. Decidió que no podía vivir una vida que no era suya, atada a un matrimonio sin amor. A pesar de las consecuencias y el juicio que enfrentaría, decidió seguir su corazón y escapar de Esparta en busca de la única persona que realmente la había amado.

En secreto, Helena preparó su huida. Esperó una noche sin luna, en la que la oscuridad cubriera sus pasos. Ataviada con ropas sencillas y el corazón latiendo con fuerza, escapó de su palacio y se dirigió a las costas del mar Egeo, donde un pequeño barco la esperaba.

Con lágrimas en los ojos, miró por última vez su hogar y se adentró en el mar, navegando hacia Troya, el lugar donde había dejado su corazón. Los recuerdos y los sueños de un futuro junto a Paris la impulsaron a seguir adelante, a pesar de los peligros que enfrentaba.

Finalmente, Helena llegó a las costas de Troya, donde fue recibida con alegría por aquellos que aún recordaban su belleza y valentía. Buscó a Paris entre las ruinas de la antigua ciudad, y cuando se encontraron, el amor que habían compartido resurgió con más fuerza que nunca.

Juntos, Helena y Paris reconstruyeron sus vidas en medio de las cenizas de Troya. Aprendieron de las lecciones del pasado y encontraron la felicidad en la sencillez de su amor. Aunque su historia estaba marcada por la guerra y la tragedia, decidieron vivir cada día como si fuera un regalo, apreciando cada momento juntos.

Helena y Paris encontraron en su amor una fortaleza que ningún ejército podía derribar. Su historia se convirtió en una leyenda, en un símbolo de la fuerza y la perseverancia del amor verdadero. Aunque el mundo antiguo los recordaría como los amantes que desataron una guerra, en realidad eran dos almas destinadas a encontrarse y amarse en medio de la adversidad.

Y así, en aquellos jardines donde Helena había paseado en aquella noche de luna roja, su historia de admiración amorosa se convirtió en un legado eterno de pasión, valentía y entrega.


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Autor:
Laralonso (34 noticias)
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