¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Eugenia López Muñoz escriba una noticia?
¿Con el yerno imputado judicialmente, la hija a punto de estarlo y más trapos financieros que le saldrán, podrá el rey aguantar el tirón y su hijo heredar el Reino de España?
En las últimas apariciones públicas del príncipe de Asturias, la prensa le pregunta ya abiertamente sobre el cuñado imputado en el caso Nóos y por su hermana en vías de estarlo. El heredero al trono hace como que no oye. ¿Cuánto tiempo podrá aguantar así?
Y este verano... ¿quién de la familia real será capaz de ir Palma de Mallorca, participar en la Copa del Rey de Vela y pasar allí sus vacaciones? Por esas fechas, Urdangarín y la infanta Cristina pueden estar sentados en el banquillo. Podrán ir, sin duda, pero no evitar la erosión galopante del caso Palma Arena en su día a día y su futuro cercano.
En general, puede afirmarse que la mayoría de las fuerzas políticas españolas, llegado el caso, estarían a favor de cambiar la forma de gobierno del Estado español, de convertir la monarquía parlamentaria actual en república. Sin embargo, el PP, puede que no lo esté en la actual coyuntura.
¿Y por qué no iba a estarlo, si entre sus militantes hay republicanos también? La respuesta es obvia. Para pasar a república, lo primero es que el rey abdique y el príncipe renuncie a heredar. En consecuencia habría que reformar la Constitución, hacer un referéndum para aprobar el nuevo texto y convocar elecciones para elegir presidente de la república y del gobierno. A menos, claro está, que se adopte el sistema presidencialista, en el que el presidente de la República es a la vez jefe de estado y jefe de gobierno.
Pero... teniendo cuatro años de mayoría absoluta por delante, ¿para qué arriesgarla?
Haría falta una fuerza mayor ineludible, como el fallecimiento del monarca, considerando la edad y los males que le aquejan. En ese supuesto, ¿podría el príncipe subir al trono en la actual coyuntura de desprestigio que azota a la Casa Real? Más aún, ¿aceptarían los españoles que este país siga siendo un Reino para los Borbones en activo?
No parece probable que la izquierda española lo aceptara sin movilizar la calle ad infinitum.
Pero... ¿y si en lugar de morir, el rey decide abdicar del trono y se produce una renuncia a la sucesión por parte de la familia real en línea sucesoria inmediata? La respuesta es que el PP no podría objetar nada al advenimiento de la III República como nueva forma de Gobierno para el España. El PP tendría que poner en marcha la ley orgánica que regulara la transición de un sistema a otro, la maquinaria de reforma constitucional, el referéndum para aprobarla y las consiguientes elecciones presidenciales posteriores, ya que el Gobierno actual estaría en funciones durante todo el proceso de transición.
Ahora bien, ¿por qué iba el rey de España a abdicar y su hijo a renunciar? No hay motivo para ello, ni se ha observado intención alguna en ningún momento de que eso pueda ocurrir. Tomar una decisión de tal envergadura tendría que ser por fuerza mayor. Y ahí es donde entra en juego el duque de Palma y yerno, junto con la infanta Cristina e hija del rey. El caso Urdangarín no hay que valorarlo de forma aislada, sino como hecho que apunta directamente al finiquito de la Corona.
Pero... ¿quién tendría poder e información para llevar al rey a la ruina? "El quinto poder"... solo un ente de esa naturaleza podría lanzar el órdago
Y más aún, el caso Urdangarín bien pudiera ser la llave que abriera la supuesta y oscura sima financiera del rey. Si alguien amenazara con eso, ¿no sería motivo suficiente para que se pusiera en marcha la abdicación y renuncia en cadena?
Para estar al día sobre las finanzas del rey, se pueden visitar las hemerotecas durante todo su reinado, aunque es más rápido leerse La soledad del rey, de García Abad. El autor lo concentra todo en menos de 500 páginas. García Abad menciona incluso que "Felipe González hizo la vista gorda ante los negocietes y escapadas reales, e incluso llegó a realizar alguna importante negociación en beneficio de la Familia Real: envió a su hombre de confianza, Julio Feo, a gestionar cerca del Gobierno griego la devolución de los bienes de la familia de doña Sofía, que fueron confiscados cuando destronaron al rey Constantino".
En La soledad del Rey hay datos suficientes para formarse un juicio sobre la gestión del patrimonio de don Juan Carlos -que incrementó notablemente durante su reinado-, así como del papel desempeñado en este asunto por diversos personajes destacados de la economía española que, a penas sin excepción, han tenido que responder ante la justicia por delitos económicos. Entre ellos Ruiz Mateos, Manuel Prado y Colón de Carvajal, Javier de la Rosa o Mario Conde.
Analizando los acontecimientos recientes, cabe preguntarse si es casualidad que el escándalo de Nóos-Urdagarín saltara poco antes de las Elecciones Generales del 20 de noviembre pasado. Desde hacía meses, no era un secreto que el PSOE iba a perder esos comicios. ¿Cuántos años pasarán hasta que el PSOE regrese de nuevo a la Moncloa, si nada extraordinario cambia el curso político de Rajoy?
Suponiendo que la III República se convirtiera en realidad pronto, ¿volvería el PP a obtener mayoría absoluta para hacerse con la jefatura del Estado y del Gobierno? Y dando otra vuelta de tuerca a la especulación, si se proclamara una república de corte europeo -tipo Alemania, Francia o Italia-, ¿quién sería el candidato del PSOE a la presidencia de la III República? ¿Felipe González, tal vez?
Pero... ¿quién tendría poder e información para llevar al rey a la ruina? En ese punto entraría en escena el poco definido y opaco quinto poder. Entendiendo como tal una supra-fuerza financiera asociada a una trama política. Ese activo financiero vendría a ser la quintaesencia de los otros cuatro poderes reconocidos, algo así como el lado oscuro de la fuerza controlando el mundo en la sombra. Solo un ente de esa naturaleza podría lanzar el órdago "Majestad, es hora de abdicar en favor de la III República".
Un acontecimiento de tal magnitud acortaría, sin duda, la estancia del PSOE en la diáspora.