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No debemos confundir al padre simbólico - lo que el niño cree que es un padre - con el padre real - el hombre con el que convive él y su madre . Su modo de intervenir debe ser mediante la palabra, única forma efectiva de educar y de prohibir. El fundamento sobre el que se asienta el respeto al padre está muy cercano a la noción del temor a Dios. Temer Al padre no es lo mismo que tenerle terror. El miedo ? a perder su amor - es necesario para que, en el niño se establezca el respeto a las normas y al orden para que esto suceda, el padre también debe estar sujeto a la Ley . El padre debe ser tolerante pero no permisivo con las transgresiones infantiles. Debe ser justo y señalar el límite entre lo que está bien y lo que está mal. Cuando el padre marca o actúa ante un comportamiento no pertinente del niño, LA MADRE NO DEBE INTERVENIR BAJO NINGUN CONCEPTO . Siempre es preferible que le muestre algo de miedo - aunque pueda parecer un poco excesivo- que una falta de respeto y credibilidad ante una prohibición efectiva. Algunas madres discuten continuamente lo que es o no es justo con respecto al modo en que el padre lleva adelante la educación de sus hijos. Eso va a depender del concepto de padre que, como hija, haya construido la propia madre. Si piensa que fue injustamente corregida por él, podemos asegurar - salvo que encuentre un hombre con el concepto de padre como portador de la Ley muy bien instalado ? que no aceptará ninguna intervención en materia educativa sin cuestionarla por parte del padre de su hijo. En cambio, si tuvo un padre muy permisivo, lo más probable es que tienda a no tomar en consideración las enseñanzas que el padre intente impartir en dicho proceso. Lejos de lo que habitualmente se cree, no es contraproducente para el niño sentir cierto temor al padre pues eso será la base del futuro respeto a la sociedad y a sus miembros. El respeto al padre es el fundamento sobre el cual se va a desarrollar el sentimiento de la propia seguridad personal. Al contrario de lo que muchos piensan, debemos señalar que el temor al padre no es causa de ningún trauma infantil ni produce inseguridad alguna. Mas bien, las inseguridades se generan cuando todo le está permitido al niño. La experiencia nos enseña que cuando la familia permite o da por bueno cualquier comportamiento de uno de sus integrantes, esta falsa seguridad creada dentro del hogar va a chocar, tarde o temprano, con lo que se espera de él cuando sale al mundo exterior. La realidad termina por poner las cosas en su sitio, porque muestra que NO TODO está permitido y que las normas sociales existen para el buen funcionamiento del mundo. Por regla general, los niños muy caprichosos o excesivamente consentidos durante la infancia son los que mas sufren a la hora de la adolescencia y en la vida adulta. Son niños educados por padres que no les han impuesto un límite. Han recibido - material y afectivamente ? en demasía y les han sido permitidas todas sus actitudes y conductas. Al crecer y verse obligados a salir de este ámbito, el choque es brutal cuando comprenden que el mundo NO ES TAN GENEROSO como su familia y que en la vida real, conseguir las cosas necesarias y el respeto de las personas, requiere un trabajo continuo, algo a lo que no estaban acostumbrados dentro de su entorno. Por todo lo cual, su nivel de frustración y de infelicidad se acentuará con el paso de los años.
Al revés De lo que pensamos: si al niño se le enseña a aprender a tolerar las frustraciones materiales y afectivas que se generan en todo proceso educativo, se hará mas precavido y respetuoso cuando crezca y tenga que enfrentarse a las diversas situaciones que la propia vida le vaya deparando. (CONTINUARÁ)