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Cuando el sistema te margina
Una visita más de las tantas que realicé a esa espléndida oficina, una vez me atiende la secretaria; una vez más le entrego mi carta,
una vez más le suplico que llegue a tu destino; un correo más de los tantos enviados a tu mail, contando mi vida;
un diá más esperando con ansiedad, que suene el feléfono para escuchar tu voz o la de tu secretaria, diciendo que tienes interes en conocerme
personalmente y pactar una sita; un día más, una esperanza más, una incertidumbre más.
En unos de los párrafos de mis cartas, te cuento que ya estoy pisando las cinco decadas, reconzco que ya no soy la misma piba
veinteañera, asi como te esto tambien te confieso que mi edad representan experiencias vividas, tal vez alguna de ellas te pueden servir;
en ella tambien te detallo que mi estado físico y mental no me impiden estar predispuesta a capacitarme en nuevas experiencia y desafios,
solo es cuestión de comocerme personalemente y me brindes la oportunidad de poder demostrar mis habilidades y capacidades, porque en una
carta o un correo no se puede demostrarlo.
Te cuento que tus rechazos hacen que mis estados se contradigan, me desmotivan y deprimen, pero a su vez
me dan la fortaleza necesaria para perseguir mi anelo.
Sé que en algún momento vas prestar atención a mis escritos, vas a comprender de mi insistencia;
sé que en alguna oportunidad voy a escuchar esa voz que tanto espero en el teléfono, convocandome a esa cita tan esperada.
Soy totalmente conciente que es humillante y degradante, esto de presentarme periódicamente en la oficina,
suplicar a la secretaria, enviar correos permanentemente; hasta ya perdí la cuenta del dinero invertido en imprimir esas benditas cartas,
en los pasajes de colectivos para llegar a esa flamante oficina; perdí la cuenta de la cantidad de los mail enviados, del tiempo pendiente al
telefóno esperando respuestas positivas alguna.
Sí, es muy degradante, humillante y estresante, cuando superas los cuarenta años, y por necesidad económica o tal vez necesidad de
sentirse bien psicológicamente pretender tener un empleo y ser rechaza en todos los intenttos e insistencias.
Cuando una persona se siente activa y esta segura que puede dar todo de sí en el ámbito laboral, y el sistema no le brinda esa
pequeña oportunidad de demostrar sus capacidades y su predisposicion; esta cae en un habismo, su interior se encuentra vacio,
la frustración y la incertidumbtre son sus compañia en el dia a día, siente que sus posibilidades son nulas, marginación social.
Estas personas luego de un día mas frustrado, en la oscuridad de la noche, cierra sus ojos cansados y mojados de lágrimas, lágrimas de
disilusión, de temor e impotencia, con sus angustias espera el alba para comenzar nuevamente la busqueda de sus anelos, un simple empleo.
Dedicado a quienes excluyen a las personas y no dan oportunidades laborales.
Dedicado a quienes dicen que trabajo hay, pero la gente no quiere trabajar.
Dedicado a quienes hablan de igualdad de derechos y una parte de la sociedad esta totalmente excluida.
En nombre de quienes carecemos de caracteristicas que el sistema laboral tan perfecto exige, por ende somos excluidos.
En nombre de esas mujeres y hombres mayores de cuarenta años que obligados, tenien que depender de sus parejas o familiares por no
tener posibilidades laborales.
En mi nombre y de todos aquellos que en el placard, ya no nos quedan más difraces para complacer y ser visibilizados ante la sociedad
y a este sistema laboral tan perfecto y discriminador.