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A cuatro años del fusilamiento de un docente que luchaba por sus derechos postergados, marchamos.
Porque las tizas aún están manchadas con sangre, porque su asesino aún está libre y burlando su nombre.
Porque la dignidad es loúnico para siempre y, aunque se lo hayan llevado, la misma nos fortalece.
Porque no hay historia que vaya a borrarlo, jamás, porque no lo permitiremos.
Porque el que apuntó y disparó está entre las rejas, pero el que le ordenó que lo hiciera está tomando merca en su mansión.
Porque los niños y las niñas se quedaron sin un maestro, porque Sandra se quedó sin su compañero de vida y sus hijas sin su papá.
Porque después de Arroyito no existe vuelta a atrás. Porque su entusiasmo, su bondad y su lucha siguen siendo parte de la militancia por la verdad.
Porque queremos justicia. Porque exigimos que se termine la impunidad. Porque los jueces son corruptos y no se lo vamos a perdonar.
Porque algún día alguien preguntará cómo nos fue con la democracia en estos años y no se lo podremos contestar. Porque donde hay represión no hay libertad.
Porque Carlos Fuentealba vamos a ser siempre, no sólo este día, no sólo aquel abril. Porque estará siempre entre nosotros. Porque no los vamos a dejar pasar.