Aceptar que el hijo ya creció y que al igual que nosotras lo hicimos un día, ellos también formarán su propia familia.

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No debemos pretender cambiar al yerno o a la nuera, ellos tienen su propia personalidad.

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No pretendamos que la nuera atienda y sirva al hijo como una vez lo hicimos nosotras, cada uno tiene su propia forma de ser.

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Si es posible, no permitamos que el yerno le sea infiel a nuestra hija.

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Si es posible, no permitamos que nuestro hijo le sea infiel a la nuera.

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No pretendamos que la nuera críe a nuestros nietos como nosotras criamos a nuestros hijos, no sabemos como fue criada ella en su hogar.

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Seamos mentoras, pero no impongamos nuestras ideas.

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Demos el consejo cuando lo pidan, pero no esperemos que lo sigan al pie de la letra.

No pretendamos que la nuera atienda y sirva al hijo como una vez lo hicimos nosotras, cada uno tiene su propia forma de ser.

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Ofrezcamos ayuda sólo cuando sea necesaria, sin esperar nada a cambio, después de todo, son nuestros hijos.

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Aceptemos que nuestro tiempo ya pasó, no pretendamos que actúen de acuerdo a nuestra edad.

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Debemos aceptar que el amor hacia una pareja, es diferente al amor hacia la madre.

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No critiques a tu hija enfrente del esposo.

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No permitas que tu hijo critique a tu nuera.

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No pretendas mantener la autoridad que una vez tuviste.

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Deja que ellos manejen sus propias finanzas.

Tratemos de ver en nuestros yernos y nueras la continuación de nuestros hijos, después de todo es lo que ellos escogieron, y lo que nos importa y sostiene es que ellos sean felices, sólo sabiéndolos tranquilos sabremos que hemos cumplido con nuestro deber como madres y que estamos cumpliendo como suegras.

Fuente: todamujeresbella.com

autor: Amanecer Cautiva del Amor